Monday 30 March 2020

Días 12,13 y 14: Montaña rusa.

    Nunca he sido especial fan de las montañas rusas, ni de los parques de atracciones en general...no sé si es un tipo de trauma infantil o algo así, ya que recuerdo de pequeño - salvando las distancias debido a lo que sobredimensionamos las situaciones en esas edades - literalmente, besar el suelo al bajar de unos "troncos locos" en Port Aventura por el mal rato que había pasado en esos troncos - para mí - cortados por el mismísimo diablo.



    En aquella época, poco sabía de otras "montañas rusas" que existen en el día a día y quizá más dificiles de barear que las primeras...las montañas rusas emocionales. Mucho menos, tenía idea de que años más adelante iba a estar - quizá varios meses - montado en una de ellas - ¡Daniel, estás loco!...¿dónde vas manolete? si no sabes torear ¿pa´ que te metes? , diría mi yo del pasado (el de unos años e incluso días antes de que llegara el compañero)  -. Pero tampoco sabría que a estas montañas no es voluntario subirse y que, además, tienen consecuencias mucho peores que las primeras si no sabes manejarlas o eres un "principiante" en el tema.

    En general soy bastante asiduo de estas montañas, el pasar por distintos estados emocionales en un día es algo frecuente para mí por ello, he desarrollado técnicas y estrategias para sobrevivir en el "viaje". Pero, en concreto, la última montaña rusa que podemos llamar "La maldición del Coronavirus" - por ponerle un poco de intriga típica de un parque de atracciones, comenzaba hace ya, nada más y nada menos que 14 días.

    Día en el que ni siquiera sabía que estaba subiendo en una montaña rusa, lejos de esto, me dió la sensación de estar subiendo en un paseo en barca para ver las "tierras de Tarzán" o muñequitos con trajes regionales de todo el mundo, por lo que el inicio fue bastante relajado y pude disfrutar del paisaje privilegiado que te proporciona el estar en las alturas.

     No obstante a los días de estar montado comencé a ser consciente de que aquello no era el viaje en barca que creía, y comencé a echarme las manos en la cabeza...¿Dónde me he metido?- pensaba mientras me acordaba en aquel episodio de cuando era pequeño - , todo ello mientras sufría subidas y bajadas que tanto temía en aquella época.

    Tras estas subidas y bajadas, llegó una parte de la montaña bastante estable que me hizo pensar incluso en algún momento que había vuelto al viaje en barca que creía al principio y, entonces, llegó el segundo fin de semana de confinamiento donde he sufrido uno de los loopings más grandes hasta la fecha, uno de esos que te revuelven por dentro y en los que, en algún momento, tienes ganas de vomitar pero decides no hacerlo por "el pobre que está al lado", uno de esos que te hacen "cambiar de perspectiva" tanto física como mentalmente y, quizá, te haga replantearte el viaje, uno de esos que te hacen reflexionar sobre todo y nada a la vez, llegando a todas y ninguna conclusión...

    Pero, remontémonos al viernes, día 12 de confinamiento. Un viernes que comenzaba con muy buen pie tras una semana muy buena, a decir verdad. A las 9 de la mañana aproximadamente comenzaba mi jornada de teletrabajo que se presentaba muy motivante por la iniciativa que ya os contaba la semana pasada del envío de cartas al Hospital...correos, llamadas,documentos de Word y PDF aparecían, a veces, simultáneamente, en el "escenario" del teletrabajo que supone mi salón.

    La mañana no fue suficiente por lo que, después de comer, tuve que continuar con ello y hasta las seis de la tarde no finalicé mi jornada, pero con muy buenas sensaciones del trabajo hecho y de la semana que dejaba atrás...a las 20 el tradicional aplauso y después...¡¡el momentazo de caña virtual de la semana!!. La montaña rusa no podía ir mejor encaminada, y directa a la cúspide de una forma que daba vértigo.

    Al dia siguiente, sábado, amanecí pletórico con ganas de comerme el mun...- espera no, que no se puede... - comerme mi casa. Saqué al perro con un sol que me decía - Daniel este es tu día, aunque confinado puedes seguir dándolo todo -  y así lo hice...hice ejercicio, limpié, me duché y hasta me vestí con camisa porque oye, la ocasión lo merecía...

 
Por la tarde tocaba estudiar pero con ese subidón la cosa se dió mucho mejor, después unos aplausos que hoy cobraban otro significado mucho más positivo - sin saber muy bien porqué - y ¡como no! un - esta vez - "aperitivo virtual" francés que me dejó, de nuevo, con muy buen sabor de boca. Por la noche, como ya es tradición, pedimos pizza y demás productos grasientos acompañados de vino y una videollamada con mis tíos que fueron la guinda de un día perfecto y que me alzó a lo más alto de la montaña.

    Sin embargo como buena montaña rusa la subida nunca es infinita y por si esto no fuese suficiente motivo acudo al refrán "todo lo que sube, baja" y el domingo no comenzó, ni de lejos, como el día anterior...al igual que el dia anterior (sin saber muy bien porqué) pero esta vez en el lado negativo, amanecí pesimista y con pensamiento negativos todo el rato en la cabeza que se magnificaban por la situación de confinamiento provocada por nuestro compi.

    Como os he comentado antes, suelo barear con montañas rusas emocionales en mi vida diaria y, como también os comenté en alguna de las primeras entradas, tengo mi "estrategia estrella" de hacer aquello contrario a lo que me apetece (en esta ocasión, meterme debajo de mis sábanas y no salir hasta el día siguiente), por lo que hice mi vida normal un domingo de confinamiento intentando
disfrutar de la bajada tan estrepitosa que estaba viviendo...pero nada funcionaba...ni siquiera una videollamada durante el vermut durante la cual me olvidé un poco de mi estado, ni siquiera otra videollamada, acompañada de vino, por la noche con dos amigas en distintos lugares del mundo que simuló una ligera subida, y ni si quiera al llegar a la noche donde me disponía a zambullirme en una de mis series "de referencia" que me sacan una sonrisa en cualquier ocasión: Paquita Salas: ni tan siquiera ella, evitó que la bajada siguiera su curso y...sólo lo hizo la noche y el "mañana será otro día".

   



Y aquí en el "punto más bajo" de mi montaña rusa particular acabé mi domingo. Un domingo que no había sido, ni de lejos, el mejor en esta experiencia tan diferente pero, por otro lado, un domingo que me ha hecho seguir redescubriéndome a mi mismo y seguir perfeccionando esas técnicas para sobrevivir a "La maldición del Coronavirus"...

¿Qué otras "sorpresas" me/nos tendrá guardado este viaje?.


PD: Os dejo una imagen que me viene muy "al pelo" puede esquematizar este viaje en montaña rusa en el que nos encontramos todos/as inmersos...¿Os sentís identificados?


Thursday 26 March 2020

Día 11: GANAS.

Sin Semana Santa y su pasión

Sin fallas y su ruido

Sin Eurovisión y su faranduleo

Sin feria de Abril y sus colores

Sin Orgullo LGTBI+ y su diversidad

Sin ferias, fiestas y demás celebraciones y su jolgorio

Sin juegos olímpicos y su cooperación

Sin conciertos y sus espectáculos

Sin campamentos y su ilusión

Sin verbenas madrileñas y su toque castizo

Sin feria de Mayo y sus flores

Sin festivales y su desfase

Sin bodas y su emotividad

Sin fiestas de Torrejón y su sabor a pueblo...



Sin nada de todo esto, pero con GANAS de todo.


...


    Este año se nos presenta extraño, esto es una realidad...los/as españoles/as somos gente muy festiva y lo demostramos en cada ocasión que se nos presta para ello...y más si empieza a hacer bueno como es el caso de los meses venideros. Personalmente, se me va a hacer muy raro un mes de Mayo sin mi evento de cabecera, Eurovisión, un mes de Junio sin fiestas por doquier, un julio sin Madrid celebrando el orgullo que siente hacia el colectivo LGTBI+, y un largo etcétera que, parece ser, que aún no ha acabado. 

   Y es que, en efecto así es, somos gente de calle, celebracion y de compartir momentos y espacios - cuanta más gente, mejor -  y precisamente este denominador común de los eventos es lo que hace crecer a nuestro - ya pesado - compañero.

    Hoy me levanté - en medio de una semana bastante positiva, como ya os comentaba ayer...- con esta idea en la cabeza, me puse a repasar mentalmente mientras sacaba al perro toda la ristra de eventos que se habían cancelado hasta la fecha y las consecuencias que ello tendría. Imaginé escenarios desoladores, como una estación de Atocha el fin de semana del Orgullo totalmente vacía o cualquiera de las ciudades andaluzas desiertas en un Jueves Santo...escenarios que se antojan muy atípicos y, porque no decirlo, tristes.

    Con esta reflexión e imágenes me puse a teletrabajar hoy bastante motivado pues en ambos institutos  nos hemos unido a la iniciativa de las "cartas al hospital" y hay que prepararlo todo...correos, llamadas, contactos, etc. han protagonizado mi mañana que - de nuevo - se ha pasado volando y sin, casi, levantarme de la silla.

    Después de finalizar la entretenida mañana comenzaban los "turnos de comida" en mi casa que ya se han establecido como rutina -"Hoy de menú: sopa y pescado, señores" - entonamos siempre mi hermano yo al terminar el primer turno y dar paso al segundo, el de mi padre y madre.

    La reflexión sobre los eventos vino de nuevo a mi cabeza por la tarde, momento de estudio y eché mano de mi amigo OPTIMISMO -¿le recordais?- y, en contraposición a todo lo que perdíamos - reparé en algo que hemos ganado o , mejor aún, estamos aumentando día a día....¿lo adivinais? ¿no?...¡¡LAS GANAS!!.

    Y, en ese momento, me puse a pensar en como sería la ristra de eventos que había creado por la mañana del 2021 y las imágenes que me venían a la cabeza eran muy diferentes a cuando pensaba lo que habíamos perdido...calles abarrotadas, risas, pasión, música, cañas, y un largo etcétera hizo las delicias de mi imaginación durante un rato, mientas miraba a la ventana de mi habitación. Porque esta situación estoy seguro que lejos de alejarnos de nuestras costumbres las reforzará y reinventará...seguro que tras el paso de nuestro compi se suceden miles de  "celebraciones improvisadas" que ibamos a emprender por, simplemente, haberle vencido a nuestro...cenas, comidas, quedadas para cañas, etc. se convertirán en un continuo en nuestras vidas...la, ya llamada, "cuarentena al revés".

   Pero...paremos de soñar, aún quedan días duros y no estamos, por lo visto, ni acercándonos a la cumbre en nuestra gráfica de crecimiento de contagios del virus, por lo que, de momento, toca quedarse en casa aumentando ese ingrediente que luego necesitaremos para volver a ser lo que realmente somos y con lo que disfrutamos...LAS GANAS.


Wednesday 25 March 2020

Días 8,9 y 10: Relámpagos y lluvia.

...sales de la tienda con el mismo calor sofocante de cuando entraste y comienzas el camino de vuelta a casa...las gotas de sudor comienzan a bajar por tu cara y valoras seriamente parar en el primer bar que encuentres a pedir una botella de agua bien fría para calmar tu sofoco y sed mayúsculos.
Cuando, de repente, un nubarrón negro comienza a acercarse sospechosamente y tú te temes lo peor que - efectivamente - acaba ocurriendo minutos más tarde...una tromba de agua, precedida por unos relámpagos - de esos que podrían estar sacados de cualquier película de terror en cuanto a luz y sonido - descarga justo encima de ti. Una tromba que, al principio, maldices como el peor suceso que podía acontecerte en esa calurosa tarde de Agosto pero que, a lo largo de tu recorrido, hasta agredeces por el "descanso" de calor que te ha proporcionado...y de esta manera, empapado pero reconfortado llegas de nuevo a tu casa.





...


    He querido seguir con la metáfora meteorológica porque venía "que ni al pelo" para enfatizar mis sentimientos en estos últimos días. Pues en un escenario más bien desolador - que podía ser la tarde calurosa de Agosto que os presentaba - ha dado paso a una serie de repetidos relámpagos que me han provocado una "agitación emocional" positiva y negativa por partes iguales - como podrían ser esa tormenta insospechada en una tarde de calor -.

      Hace tres días comenzaba el segundo lunes confinado, un lunes con "olor conocido" pues, al contrario que el anterior donde casi no sabíamos a qué nos enfrentábamos, en éste - por el contario - ya conocíamos la rutina...levantarse, sacar al perro, ir a por la prensa, etc. eran acciones ya casi involuntarias que quizá, cuando todo esto pase, hasta eche de menos. 

    Este lunes también teníamos que añadir (a todas esas acciones) el factor "agujetas" que, consecuencia del - recién descubierto - ejercicio en casa del día anterior - habían aparecido en mis piernas. Unas agujetas que no me permitían realizar acciones tan sencillas como doblar las rodillas para sentarme en el water o agacharme para recoger cualquier cosa que se me cayese - creo que ya tengo pensado el siguiente aprendizaje de la experiencia...¡hacer deporte más a menudo! -. 

    Con agujetas incluidas me planté delante del ordenador para comenzar mi jornada de teletrabajo que, este día comienza en el instituto de Alcalá - un instituto que horas más tarde - ya comido y dispuesto a ponerme a estudiar - fue protagonista del "primer relámpago" de los últimos días, pues  la directora del mismo me llamaba apresurada porque tenía los derechos de la canción "RESISTIRÉ" del dúo dinámico - que se está convirtiendo en un himno de estos días - , había que grabar un vídeo para  animar a nuestros/as chicos/as y, lo mejor...¡¡¡¡para horas más tarde ese mismo día!!!!.

   La idea supuso un relámpago de primeras, por la solicitud tan apresurada, pero reconozco que "me va la marcha" pues la idea me fascinaba y me puse a dividir la canción para pasarlo al grupo del instituto al instante, con lo cual se convirtió en un alivio que me distrajo bastante ese día y me ayudó a olvidarme un poco de la situación. Y, con la ayuda de mi santo hermano, me embarqué en la aventura de grabar mi parte tras haber organizado un poco el tema..."una toma, dos tomas, risas de mi hermano, frase mal dicha, repite...vamos a cambiar de plano, ahora coge esa luz, y un largo etcétera" hicieron que nos plantásemos casi a la hora límite de enviar el vídeo - las 19.30 - y la tarde se me pasase volando.

    Tras esto, un poco de estudio, los tradicionales aplausos - que ya son una tradición, esperada, por toda la familia...para, de paso, hablar un rato con los vecinos/as - me fui a la cama con una mejor sensación que otros días...la semana comenzaba bien.

    De esta manera también amanecí el martes, el cual tuvo un segundo relámpago "tempranero" pues nada más me sentaba en el ordenador dispuesto a zambullirme en el teletrabajo, me llegaba un notición...esperado desde Septiembre y llegaba, además, en el momento menos esperado de todos...

¡¡¡¡LA CONVOCATORIA DE LAS OPOSICIONES!!!!

    De nuevo, me vi como la mañana de hace dos años - por aquel entonces podíamos salir y estaba en la biblioteca - recibiendo aquel PDF y con muchas preguntas en mi cabeza a las que esta vez se sumaban todos los interrogantes, producto de la situación en la que nos encontrábamos: ¿Cómo ibamos a echar la solicitud con todas las administraciones cerradas?¿Cuales iban a ser los plazos?¿Se iba a mantener la fecha en Junio? y muchos "cuándos", "cómos" y "qués" más...

    Mi móvil era un hervidero de mensajes, algunos de los cuales eran respuestas, otros más preguntas, bulos, conjeturas y, entre ellos y muy esparcidos, mensajes oficiales de la Comunidad de Madrid que iban aclarando un poco la situación. Más tarde que pronto llegamos a la conclusión que sí, era verdad que había convocatoria pero también era verdad que como si no hubiese salido, pues el estado de alarma implicaba, también, que los días mientras los que permanece activo no son hábiles por lo que no podemos tramitar nada y, por si no fuese esto más incertidumbre, teníamos noticias de que otras Comunidades Autónomas habían sacado tras la convocatoria una normativa para indicar que se aplazaban , por lo que, de nuevo,...¡a esperar!.

    Tras ese relámpago incial que representa en todo su sentido lo que quiería ilustraros al inicio, ya que fue negativo en el sentido de que la noticia no adelantaba nada a la situación de incertidumbre...fue positivo por otro lado, ya que me entretuve bastante y por unas horas, igual que el día anterior, me olvidé de la situación actual.

    Ese día continuó normalmente despues de la "sacudida" inicial, salvo que llegaron las 20 de la noche tras el tradicional aplauso y mi hermano y yo decidimos volver a la vida activa - deportivamente hablando - e hicimos 50 minutos de series para entrenar, esta vez, la parte superior del tronco, porque la inferior aún estaba perjudicada...

    Para más inri, el día seguía siendo estimulador al volver del paseo nocturno con mi perroy recibir en mi móvil el vídeo grabado el día anterior y soltar alguna que otra risa por nuestra actuación - amateur -  estelar (aquí, abajo os lo dejo para que os deleiteis). La semana continuaba bastante bien...




Para finalizar la racha de "días buenos" - puede ser la acumulación de "relámpagos" o que me estñe haciendo a la "vida confinada" (esperemos que sea esto último, por mi bien...) - hoy por la mañana recibía el último relámpago - esta vez en el pleno sentido positivo - al tener un claustro de profesores virtual, mediante la plataforma "Microsoft Teams" que nos ha proporcionado la Comunidad de Madrid, para el trabajo en grupo online. Un claustro en el que, hemos repasado los puntos del día pero también nos hemos reído, contado qué tal estaban las cosas por nuestras familias y, en definitiva, hemos "convivido" como "grupo humano" de nuevo, por unas horas...

Con ese subidón mañanero el día pintaba muy bien y así ha sido...un poco de estudio, finalizar un curso que tenía pendiente y el paseo nocturno con mi perro han finalizado la tercera de las jornadas de relámpagos que estoy viviendo y están haciendo de esta semana, una semana mucho más positiva y esperanzadora que la anterior, donde los pensamientos son, en la mayoría, alejados de la situación que tenemos encima y dirigidos a cosas más positivas...¿continuará la racha? 

¡Seguiremos informando!

Monday 23 March 2020

Días 5,6 y 7: Soplos de aire fresco.

Imagina cualquier día del mes de Agosto en algunas de las ciudades más calurosas de España. Tienes que salir por obligación de casa a hacer un recado importante al otro extremo de la ciudad en torno a las 4 de la tarde y lo peor...es domingo y no hay mucha frecuencia de transporte público, por lo que la única opción para ir hasta allí es andar. Te embarcas en la aventura sólo aptos para valientes - y frioleros - y comienzas tu andadura con un calor que te produce sofoco y sudores que aumentan a cada paso que das. En medio del camino comienzas a sentir un ligero mareo que te hace pararte en una fuente a empaparte el cuello, gracias a lo cual puedes continuar con bastante ánimo para alcanzar tu objetivo de la tarde. Pasas una plaza completamente desierta por la climatología extrema y ves al otro lado de la misma tu ansiado objetivo...cruzas el dintel de la puerta y ¡¡¡¡OHHHH!!!!...nada más entrar recibes en la cara un soplo de aire proveniente del aire acondicionado que da significado y recompensa a todo el camino recorrido.






...


    Este pequeño relato puede hacer las veces de síntesis gráfica de mi fin de semana. Un fin de semana que comenzaba un viernes sobre las 8 de la mañana dispuesto a comenzar mi quinto día de confinamiento en el "instituto de campaña" que supone mi salón. 

    Una mañana que, para no mentirnos, no fue nada parecida a días anteriores...un sentimiento de bajón se apoderaba de mí, un sentimiendo que - como siempre, también es verdad - va pasando a lo largo de la mañana pero el viernes fue más largo de lo normal y duró hasta bien entrada la tarde - quizá por el hecho de que me mantuve todo el día sentado, mirando al ordenador ya que, tras teletrabajar, tuve que escuchar la clase de oposición que dado a la situación, ha tenido que pasar a formato online o el simple hecho de que era viernes y no lo parecía, ni de lejos... -.

    Ese sentimiento "voló" al recibir el primer "soplo de aire fresco" del fin de semana al comenzar lo que ya he bautizado como "caña virtual" con dos compañeras de oposición. Al igual que os comentaba en el teletrabajo...no lo prefiero por nada del mundo pero, oye...las circunstancias mandan y hay que adaptarse así que igual que lo hacemos cada viernes a las 20.30 nos plantamos cada uno desde sus respectivas casas con una lata de cerveza, algo de comer y muchas ganas de compartir qué tal habían ido esos días y así fue...pasamos un rato la mar de entretenido con confidencias, risas y demás relatos de estos primeros días de confinamiento.

    Después de ese "soplo" mi subidón era considerable...tal que inicié una llamada con mis tíos y primos para seguir la noche de "fiesta", con ellos hablamos sobre qué tal llevaban el confinamiento y empezamos una ristra de "challenges en directo: toques al papel del baño, intentar mantener el cepillo de pie, pasar el cepillo de la parte trasera del cuerpo a la delantera, etc.", todos ellos improvisados...que acabó con alguna webcam que otra por el suelo, un papel del baño completamente deshilachado, pero daba igual lo importante era despejarnos por un rato y "huir" de la rutina tan férrea que nos impone nuestro compi.

     Con este subidón que contrastaba con el bajón mañanero me fui a la cama, dispuesto a vivir el primer fin de semana de confinamiento "oficial" pues el anterior aún salía a correr y eso me sirvió como un despeje bastante considerable.

    El sábado amanecí de nuevo raro, normalmente tengo la rutina de aprovechar la mañana de sábado para salir a correr pero otra rutina que nuestro fiel compañero me ha arrebatado, así que sin encontrar ninguna opción de ejercicio complementaria - aún no conocía los beneficios y medios del ejercicio en casa - me dispuse a estudiar - ¡que buen plan complementario, oye! (ironía modo ON, claro está...) -.

    Pasé la mayor parte del día estudiando, quizá por miedo a "no tener que hacer nada" - esto ya me pasaba antes del confinamiento e imaginaos en esta situación - aprendizaje que creo que me puede brindar esta situación, pero sobre el que aún tengo que trabajar, poco a poco...

   Terminé sobre las 20 de la tarde y,de nuevo, me esperaba el ansiado momento de  la "caña virtual" "con qué poco nos conformamos en situaciones excepcionales como estas", me repito en mi cabeza en muchas ocasiones estos días -.
con otra amiga, otro de los "soplos de aire fresco" que tanto necesito...una caña, unos quicos y un dispositivo con internet son todo lo necesario -

    "Era sábado y el cuerpo lo sabía" pues mis padres decidieron pedir pizza para cenar por el - recién pasado - día del padre, cena ameniada por la presencia - virtual - de mis tíos y compartiendo, de nuevo, las vivencias de estos - tan singulares - días. Pizzas, en su mayoría, comidas y algún vino que otro también, bebidos, nos plantamos en las 23 de la noche y decidimos podernos a ver una película - nada apropiada para el momento, por cierto, ya que iba sobre un hombre que se quedaba 30 años confinado en un escondite en los últimos años de la guerra civil y la dictadura española -, la cual se quedó a la mitad por ser muy larga y el sueño comenzaba a hacer mella - sueño...¿de qué? direis, ¡pues no sé! son esas cosas raras que pasan en el confinamiento, igual que tener todo el día hambre... ¿no te pasa? - .

    El domingo recibí una "bocanada de calor" - siguiendo el simil meteorológico - nada más comenzar la mañana...pues nuestro Gobierno nos anunciaba que el estado de alarma actual se alargaba 15 días más. Cosa que es buena en lo que a nuestra relación nos respecta - nos podremos seguir "leyendo" unos días más - pero que conlleva alargar unos días "atrapados/as" en casa y sin la posibilidad de viajar, hacer deporte de exterior, entre otras muchas cosas...

   
 Decidí combatir este duro golpe poniendo fin al sedentarismo - con ese objetivo y con el objetivo de bajar las pizzas de la noche anterior, a decir verdad que hicieron que me sintiese llenísimo todo el rato - y comencé a explorar eso del "deporte desde casa", poniendonos - mi hermano y yo - un canal de You Tube de un entrenador que nos dejó extasiados, la verdad...algo que - ya os adelanto - ha tenido consecuencias en los días siguientes (¡De qué manera me estoy acordadando del entretador virtual - formato digital - últimamente! ). Terminé cansado pero con la sensación, de nuevo, de haber recibido otro de los "soplos de aire fresco" que tanto me gustan.

    El domingo - al contrario que normalmente - fue a peor, a lo largo del día. La sensación del domingo - ya de por sí, algo depresivo - y el confinamiento, hicieron que mis animos se viniesen abajo cada hora que pasaba. No obstante sin darme cuenta estaba siendo el personaje cruzando la ciudad que os comentaba al principio dispuesto a llegar a mi último "soplo de aire fresco" del fin de semana, que supuso una conversación - algo tardía, sobre las 23 de la noche - con dos amigas. De nuevo, descubrí que el compartir las vivencias y desahogarte un rato, sirve de mucho y , esta vez, me hicieron irme a la cama con un ánimo bastante diferente al que tenía horas antes y dispuesto a "comerme" la segunda semana de confinamiento.

Por la televisión, no paran de repetirnos que esta semana será dura y recibiremos noticias aún no muy buenas...yo os digo, una vez más, como presidente de mi (nuestro) espacio llamado Blog que le sigamos poniendo OPTIMISMO a la vida y sobretodo busquemos constantemente esos "soplos de aire fresco" que tanto nos ayudan a alcanzar nuestro cercano - o lejano - pero seguro que andsiado, objetivo final.

Thursday 19 March 2020

Día 4: El virus de la globalización y el individualismo.

Vivimos en un mundo globalizado, eso es inegable...un mundo conectado físicamente - a través de numerosos medios de transporte que nos acercan entre nosotros cada día más - pero también en otros sentidos...desde el punto de vista comunicativo, digital, etc...lo que nos permite intercambiar información de forma muy rápida que a su vez tiene múltiples usos como el trabajo entre personas que físicamente no comparten oficina e incluso, país...también podemos comunicarnos con familiares y amigos que no están cerca de nosotros/as y compartir momentos que de otra forma, sería imposible. Esa información es, además, conocimiento...que viaja, fluye de un lado para otro del mundo dando soluciones a problemas que son similares, lo que facilita la vida a muchas personas en el mundo e, incluso, les salva la vida...en fin, ¡¡todo ventajas!!, ¡¡¡¡que maravillosa es la globalización!!!!

Y, en verdad, es así...la globalización ha hecho que seamos lo grandes que somos, pero el problema es que nunca nos hemos parado a pensar en los inconvenientes, que los hay...inconvenientes de un mundo globalizado que se agudizan por una sociedad individualista que unicamente piensa en el "yo" y con "aires de superioridad" que les lleva a esos "pensamientos mágicos" de los que os hablaba en la primera entrada...


...


    Hoy - cuarto día de confinamiento - me levanté con ánimo y con la sensación de que la semana "había volado" lo cual es bastante bueno, porque significa que, al menos, no me aburro y, realmente es así, entre teletrabajar y continuar el estudio de la oposición a pleno rendimiento quizá tenga el mismo tiempo que antes...quitando los momentos y distracciones del teletrabajo que permiten contestar a algún que otro Whatssapp o los momentos entre "trabajo - comida" o "comida - estudio" que antes llevaban más tiempo y ahora suponen un simple cambio de habitación.

    Tras esta subida de ánimo mañanera desayuné y salí para sacar al perro e ir a la por la prensa...calles vacías sólo dos o tres personas, el kioskero con mascarilla y guantes me da las vueltas o, mejor dicho, me las tira a la mano por miedo al contagio, si hay más de dos personas esperamos a que una salga para evitar aglomeraciones...pequeños detalles que hace unos días me sorprendían y ahora comienzan a ser familiares..."¿llegará el momento en que nos acostumbremos a esto?" - me pregunto muchas veces - pues yo no sé si quiero ni si puedo, la verdad...

    Una vez en casa, ordenador y tablet encendidas para comenzar una jornada laboral bastante fructífera a decir verdad...con  nuevas ideas y bastante eficiente. Después de comer tocaba de nuevo embaucarse en el estudio de la oposición.

  Hoy tocaba un tema que me gusta mucho, dentro del bloque de "Educación en valores" y describe como se enfoca esta educación en nuestro sistema educativo y qué recursos utiliza para transmitirla a su alumnado. En concreto, este tema hablaba de los valores sociales tales como el civismo, la educación en la no violencia o la paz. La idea básica de este tema es que esta educación social supone el para qué del sistema educativo, ya que el objetivo último de este es la "creación" de ciudadanos libres, democráticos y sobre todo...prosociales, que comprenden los derechos del otro y son conscientes de las consecuencias de sus actos en la sociedad (que bien me ha venido esto para repasar, oye...).

    El caso - que me enrollo - es que estas ideas me han hecho reflexionar - apartándome un poco del objetivo de estudio de la tarde - sobre el paralelismo que, las actitudes y valores sociales que nuestro sistema educativo pretende inculcarnos, puede tener con la situación creada por nuestro "compi", una reflexión en torno a una pregunta clave...¿y si este virus es una lección que nos quiere dar el mundo? quizá es una especie de "consuelo" pero para mí tiene sentido...una lección ante nuestro aire de superioridad  y la creencia de que "nunca nos va a pasar nada", ante nuestro individualismo que nos lleva a descuidar al otro bajo el pensamiento de que "si no me pasa a mí o a alguien cercano, no me importa lo más mínimo..." y, sobre todo y la más importante para mí y la más positiva...ante la creencia que la mayoría tenemos de que no podemos hacer nada para contribuir a un mundo mejor.

    Este virus se ha extendido - entre otras cosas -  por estas/nuestras creencias, es la verdad, pero también lo es que podemos vencerle si cada uno de nosotros contribuye al bien común de: no salir a la calle, lavarnos las manos, no aglomerarnos en sitios públicos, intentar no estar a menos de un metro de nadie...y todo ello ¿para qué? para que otras personas no se contagien o, incluso, mueran. Parece que ahora vamos siendo conscientes de que este mundo nos pertece, a nosotros y al que está al lado, y nuestra propia acción, la mía y la de unos pocos a mi alrededor, puede hacer que cambie...aquello que tantas veces repite el escultismo - movimiento al que pertenezco, ahora de una forma más "desde la barrera" pero con el que siempre me he sentido muy identificado - con lemas como "Un mundo, una promesa" o el hecho de hacer una buena acción diaria.

    Esto, unido a la idea de la globalización que comentaba antes, que conlleva miles de cosas buenas pero, también hace que - por un tema puramente físico- todo se extienda más rápido dentro de los países e incluso de un país a otro, nos ha llevado a que nuestro compi - que es muy listo y nos conoce muy bien -  a aliarse con estos dos otros "elementos" y nos de un vuelco a nuestras vidas y nuestras mentes.

   Este virus, producto de la globalización y el individualismo, nos está dando muchas lecciones que debemos recoger como sociedad para transformarnos a nosotros/as mismos/as y quizá dar una vuelta a nuestra escala de valores para convertirnos en algo mucho mejor.


Wednesday 18 March 2020

Día 3: Como los hombres del mito de la caverna.


Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?



    Este extracto del mito de la caverna de nuestro estudiadísimo Platón, podría representar - salvando las distancias lingüísticamente hablando - una conversación en cualquiera de los hogares de la mayor parte del mundo...sólo que los protagonistas no son Sócrates y su hermano, Glaucon, si no cada uno de nosotros/as con algún componente de su familia, algún/a compañero/a de piso, novio, novia, etc.
    Una caverna que, en nuestro caso, sería cada una de nuestras casas y un mundo exterior que es la ciudad...una realidad que hasta hace bien poco era cercana a nosotros/as pero ahora, al igual que en el mencionado mito -  se muestra lejana, quieta, impasible al paso del tiempo y dispuesta a ser redescubierta cuando todo esto pase y nuestro compañero decida devolvernos nuestras vidas normales.
   
    Hoy, me he sentido como uno de los hombres del relato de Sócrates al vivir mi primer "paseo largo" del confinamiento y descubrir lo que yo creía ya "requetedescubierto" - otra de las ventajas de esta experiencia -.

Y es que, tras la noticia  del positivo de mi madre - y la posibilidad de que mi padre esté ya infectado también por ser el que más tiempo comparte con ella físicamente - hemos decidido que mi hermano y yo seremos los homólogos a los hombres del mito de la caverna, siendo los únicos dos integrantes de la casa que vamos a salir a comprar, sacar al perro, y hacer algún que otro recado necesario, en definitiva seremos la única conexión con el "mundo real"...por el momento y , hoy, comenzaba nuestra recién estrenada responsabilidad, por la puerta grande, pues había que ir a la farmacia, comprar fruta y recoger las bajas de mi padre y mi madre, recados que se convertían en todo un evento para mi porque, después de unos cuantos días...¡¡¡¡iba a ir más allá del parque donde saco al perro!!!! - con que poco nos ha hecho conformarnos nuestro compi...-.

   
Tras completar la mayor parte de las tareas del día que me impone el teletrabajo y comer, esta vez por tandas para evitar lo máximo posible el contacto entre mi padre, mi madre y nosotros - otro de los grandes trastoques del virus, ya que siempre compartimos el momento de la comida para contarnos qué tal el día o debatir sobre temas dispares - me dispuse a hacer mi salida particular de "la caverna", provisto de la última temporada en accesorios y complementos "Corona": mascarilla y guantes.
    Primera parada: el ambulatorio, para recoger la baja de mi padre y mi madre de los próximos días...por el trayecto tres o cuatro personas sueltas y un ambiente raro...muy raro, no sé si soy yo - probablemente psicológicamente sugestionado por la situación -, la falta de gente por la calle o realmente es así, pero cada vez que salgo hay otro ambiente - no se muy bien como definirlo - pero distinto al que había antes de que nuestro compañero estuviese entre nosotros/as. 
    Al llegar al ambulatorio la situación se tornaba más surrealista aún, como si de un hospital de campaña se tratase en medio de una guerra, nada más pasar el dintel de la puerta del ambulatorio te esperan dos enfermeros para indicarte, antes que nada, donde debes situarte para evitar contactos y, si no llevas guantes, darte alcohol, para luego pasar a atender tus necesidades.
   

Seguramente mis ganas de hablar con alguien cara a cara que no fuese mi familia, me ha llevado a preguntar "¿Qué tal va la cosa?" a los enfermeros que allí estaban y ellos me devolvían un - entre tímido y asustado - "Bueno...", me dieron los papeles de la baja y adiós - pues vaya... - pensé - mi primera oportunidad de socializar, al traste...-, así que con esta idea en la cabeza y la preocupación por las caras de miedo de los enfermeros, me dispuse a recorrer el camino hacia la farmacia para recoger algunos medicamentos que necesitábamos y, dando un poco de rodeo para disfrutar de la caminata pude redescubrir un Torrejón - localidad madrileña donde vivo - como muy pocas veces lo había visto - quizá un 20 de Agosto a las 15 de la tarde o un día muy frío de invierno donde la gente no se atreve a salir por las inclemencias del tiempo - pero no, esta vez estaba nublado pero hacía una temperatura bastante agradable como para estar en casa...la causa era mayor que la meteorología (os he dejado fotos del panorama por toda la entrada).
   
    Sorprendiéndome con cada rincón vacío, llegué a la farmacia en cuya puerta colgaba un cartel:

"No hay termómetros ni mascarillas"

   
 Cartel que podría replicarse para la mayor parte de las farmacias españolas, desde hace unas semanas, ya que suponen unos de los métodos más infalibles para combatir o detectar al compañero. 
   
    Entré dentro y a un metro del mostador una cinta adhesiva en el suelo marcaba la línea donde los clientes debíamos colocarnos antes de ser atendidos, esperé unos minutos a que fuese atendido y, esta vez, una encantadora farmacéutica me relató la realidad de la farmacia con la plantilla reducida, material y medicamentos que no llegan y el miedo a contagiarse y tener que cerrar el establecimiento por falta de personal, ya que una de sus compañeras ya había recibido la "visita" de nuestro compañero.
    
    Una vez las medicinas en mi mano y con una gran satisfacción por haber mantenido la primera conversación en días presencialmente con alguien que no fuese mi familia, me dirigí - con cierta sensación de culpabilidad, he de decir por el largo "paseo" dado - me dispuse a volver a mi caverna con la esperanza de, algún día (más pronto que tarde, por favor...) poder repetir aquello pues contribuyó de forma muy positiva a acabar el día muy bien.
    
Eso y la primera videollamada con una amiga donde repasamos los últimos acontecimientos han hecho del día de hoy uno de los mejores, por ahora, del confinamiento...y es que sí, al igual que todo el mundo, cada uno de nosotros/as también estamos improvisando en cómo llevar de mejor manera el día a día de esta nueva experiencia sin precedentes. 

    Quizá, como los hombres de la caverna, necesitemos, de vez en cuando, reconectar con ese mundo que, aunque ahora lejano, forma parte de nuestra vida y nos pertenece, aunque, de forma temporal, nuestro compañero nos lo haya arrebatado.

Tuesday 17 March 2020

Día 2: Incertidumbre.

Un programa educativo que no sé cuando aplicaré, unas oposiciones que no sé cuando haré, una caña que no sé cuando beberé, un abrazo que no sé cuando podré dar, una acampada que no sé cuando podrá celebrarse, una quedada que no sé exactamente cuándo se producirá, un plan que no sé en qué momento podrá desarrollarse...



  Todas estas ideas fluyen por mi cabeza y por la de, seguramente, mucha gente en estos momentos...planes que estaban pendientes, proyectos que han quedado interrumpidos momentáneamente, cañas que se han quedado, de momento, sin tomar, sueldos que no sabemos si llegarán, negocios que es posible que no puedan seguir adelante, eventos que no sabemos si se celebrarán...

  Y es que, nuestra vida ha entrado - como decía un periodista el otro día en la televisión - en un estado de "coma inducido". Nuestro compi nos ha dado al "Pause" sin avisar y no sabemos cuando le vendrá en gana darnos,de nuevo, al "Play", y esta es precisamente mi sensación...la de estar metido en una película que no sé muy bien cuando empezó ni cuando va a acabar pero de la que, día a día, me esfuerzo en convertirla en una fábula para aprender de ella y sacar todo lo positivo que pueda ("optimismo como estilo de vida, Daniel..."- me repito día a día, como un mantra -).

...

  Esta mañana - segundo día de la "rutina de confinamiento" - desperté "raruno" (con una mezcla de cansancio y bajón) , el confinamiento me está permitiendo redescubrir la montaña rusa emocional que puedo llegar a ser (los amantes del zodiaco lo atribuirán a mi signo "geminiano") . Pero, obviando este sentimiento con origen inconsciente, me dispuse a empezar el día lo mejor posible - también algo típico en mí bajo la filosofía de "para estar mejor, haz lo contrario a lo que te apetece" -. Como siempre, saqué al perro y fui a por la prensa...esta vez con menos miedo a que policías camuflados pudiesen aparecer detrás de algun muro o alcantarilla.

   Mi ánimo fue in crescendo a lo largo de la mañana - quizá producto de la lista de temazos que me marco a la vez que trabajo (una de las ventajas del teletrabajo)  y, la verdad que conseguí hacer bastantes cosas de las que pretendía...hoy tocaba rellenar anexos para solicitud al programa de enriquecimiento educativo para alumnos con altas capacidades, diseño de un taller de habilidades sociales, etc.,lista de tareas bastante amena a pesar del caracter "estático" de las mismas al no poder contrastar ideas con mis compañeros/as...al menos por el momento. Debido a varias tareas que no esperaba - y alguna distracción (todo hay que decirlo) - terminé de trabajar a eso de las 15, una hora más tarde de lo que debía, pero bueno...¡¡sorpresa!!...¡¡estoy en casa!! y lo más parecido al "commuting" - como dirían nuestros compañeros ingleses - que tengo que hacer es: apagar el ordenador y cambiar de estancia a la cocina, que no suele ser más de...10 segundos.

  Comimos -esta vez, nada de retales, si no una rica ensaladilla, filetes y croquetas recién hechos - y me dispuse a estudiar bastante animado. En la hora de la siesta - hora en la que mi casa siempre entra en una especie de vacío espaciotemporal, donde luz y sonido se bajan considerablemente para favorecer el sueño de mi familia - comenzó mi aumento al "contador de la incertidumbre" - que ya está bastante colmado - ya que recibimos una (esperada) llamada del médico que le está haciendo seguimiento a mi madre - debido a que lleva unos días con síntomas procedentes de, lo que podría ser, nuestro compi - que nos comunicaba el positivo en la prueba que se hizo ayer, por ser personal sanitario...

   Siempre he sido muy optimista respecto a este virus y más en una persona sana y joven como es mi madre y así quiero que siga siendo, estoy seguro que lo vivirá como una simple gripe - como hasta ahora - y ya está, ella es fuerte y nosotros juntos...más. No obstante y, debido a las informaciones - algunas veces confusas que os comentaba ayer - uno no puede evitar ponerse nervioso..., por no nombrar el riesgo elevado de contagio entre nosotros a pesar del aislamiento que intentamos cumplir a rajatabla en casa. 

   En fin, nuestro compañero ya forma parte de mi familia...¿puedo llamarle entonces "el primo" o "el bro"?...la verdad es que prefiero que no, seguiré con el apelativo que implica cercanía (pero, a la vez, lejanía) compañero...pues este, además, es uno de esos compañeros que saludas por educación al entrar por la mañana al trabajo.

   El contador de la incertidumbre - a rebosar - y yo nos dirigimos a mi habitación a seguir con el estudio hasta que, en una pausa del estudio, miré el whatsapp y recibí la noticia de que la EvAU se aplazaba y, direis "¿qué tienes tú que ver en todo eso?...ya eres un poco mayorcito ¿no?"...pues vereis, actualmente estoy opositando a orientador educativo para conseguir plaza en la Comunidad de Madrid y esta noticia conlleva, muy seguramente, el aplazamiento - en el mejor de los casos - o la suspensión - en el peor - de los examenes, debido a la falta de personal para hacer los exámenes. Un aplazamiento o suspensión que superaremos sin ninguna duda pero hace que te plantees proyectos a futuro o planes a corto plazo...

    El contador de la incertidumbre ya no podía más...¡¡iba a explotar!! en esta tarde tan "movidita" (qué metáfora, ¡y sin salir de casa!), pero entonces eché mano de un viejo amigo, un amigo que como os he dicho antes siempre está ahí hasta en los peores momentos y aunque muchas veces se esconda, siempre termino encontrándole...sí, os estoy hablando nada más y nada menos que de...¡¡EL OPTIMISMO!!, no es fácil llegar a él y hay que trabajarsele pero cuando te llevas bien con él , la verdad es que es muy fiel.

   Fuera metáforas...creo que es uno de los consejos más valiosos que os puedo dar en estos días (pues vaya...y sólo estamos en el segundo día - direis - y yo acudiré al refrán: "lo que bien empieza..."): 

Sed optimistas con todas vuestras fuerzas y trabajaos al que puede ser también vuestro amigo...pensad que todo llegará o todo pasará: el abrazo terminará dandose, la caña terminará tomándose, el programa educativo se terminará aplicando, la quedada terminará teniendo lugar, el virus terminará siendo derrotado y...

LA VIDA SEGUIRÁ SIENDO LA PELÍCULA QUE TODOS QUERÍAMOS QUE FUERA

(Todo ello, además, intensificado por mil por las ganas que vamos a tener de vivirlo)

Monday 16 March 2020

Día 1: Necesaria confusión.

"Por favor, quedaos en casa, hay casos graves sin patologías anteriores" "La gente me dice...¿porqué eso no lo dice el presidente del Gobierno?" "Esto es muy grave" (Claramente emocionado) "Las televisiones teneis que transmitir esto y no lo estais haciendo" "¿Qué haces rodeado de colaboradores? ¡Deberías estar tú sólo!" (Dirigiendose al presentador del programa).

La intervención de este médico en un conocido programa de televisión, con estas palabras tan contundentes y llenas de emoción, han marcado mi día de hoy. En la línea que comentaba ayer 
- respecto al aprendizaje que nos ha brindado nuestro compañero, el coronavirus, sobre la importancia de cualquier mínima información - estas declaraciones me han hecho reflexionar y reconsiderar algunas ideas - quizá falsas - que tenía sobre esta crisis.

Pero empecemos por el principio...

    Esta mañana - la primera de "rutina de confinamiento" -  me levanté alrededor de las 8 de la mañana, me duché y vestí como si fuese al instituto a trabajar - por aquello del impacto psicológico de la rutina - y me dispuesto a sacar a mi perro - compañía  privilegiada (más aún de lo normal), por ser una de las pocas ocasiones en las que está permitido salir a la calle...hecho que ha provocado una ristra de memes sobre perros desquiciados por haber salido ya 28 veces al día y peleas poco frecuentes entre hermanos/as por sacarles (¡mira! otro aprendizaje improvisado que nos da nuestro compi...el amor por nuestras mascotas y su cuidado fundamental) - y comprar prensa. 

    He de confesar que, al salir, me he sentido culpable y con miedo porque de alguna esquina pudiese salir un agente y ponerme una recién estrenada multa por estar en la calle sin tener porqué...a lo que yo mismo me he tranquilizado, diciendome: "Daniel, tranquilo , deja que los estragos del confinamiento tarden un poco más en aparecer, no desesperes...".

    De vuelta a casa, vivo y coleando y sin multa a la vista, desayuné mi (tradicional) vaso de leche con cola-cao y tostada - de las pocas rutinas que nuestro compi no me ha arrebatado - y me he puesto a teletrabajar. 

    A pesar de las notables diferencias con el trabajo presencial - el contacto humano, las intervenciones directas con los adolescentes, el contraste de opiniones con compañerxs y sumando los déficits técnicos de la Comunidad de Madrid que hace que el servicio se caiga rato sí y rato, también... - así como no preferirlo ni de lejos, puedo decir que "no ha ido tan mal"...enfatizando los aspectos positivos de la relajación por estar en casa, poder comer "un tentempié" cuando te apetezca o la ventaja (para algunos, no desde luego para mi, que le doy importancia y me gusta distinguir espacios y momentos) de poder estar en pijama, mientras gestionas correos, talleres, programas que en un futuro - lejano o cercano - llevarás a cabo.

   A mitad de la mañana, "he cambiado" de instituto - estoy trabajando a media jornada en dos institutos y hoy es el único día que voy a los dos - simbólicamente hablando,claro...pero en mi cabeza iba repasando los momentos y lugares que hubiese vivido un "lunes normal" y sacando los papeles del nuevo instuto y cambiando de grupo de Whatsapp - medio utilizado para la comunicación entre compañeros/as - he soltado un "Mira, ya estoy en el otro insti" al aire y, tras ello, una carcajada - seguimos con las consecuencias adelantadas del encierro...-.

   Entre "caída y caída" de EducaMadrid he podido avanzar en alguna de las tareas que me había propuesto en la mañana y enviado a los respectivos compañeros/as las hojas de seguimiento que estamos obligados a enviar como forma de control para poder justificar lo que hacemos día a día (y, básicamente, nuestro sueldo...), me he marcado en la hora de comer donde hemos optado por tirar de "retales" de otros días y por una conversación sobre las andanzas de los componentes de la familia que aún salen de casa.

    Y es entonces, en el momento de mi , también tradicional, café - otro de los momentos conservados a pesar de nuestro compi - cuando el, ya conocidísimo, médico Jesús Candel o, popularmente conocido como Spiriman, me ha dado otro golpe de realidad - el número 1000000 en los últimos días - al relatar la cruda realidad de los hospitales españoles en estos momentos, "encarnado" en el Hospital clínico de Granada. 

    Ha sido un momento "mágico" o "de pesadilla" - según se mire - en el que he podido ponerme en su piel y he enfatizado con sus lágrimas y desesperación al manifestar su impotencia porque aún a día de hoy, y con las medidas más restrictivas que puede haber, estamos haciendo caso omiso y saltándonos las medidas "a la torera". Unas medidas frente a un virus que, según él y por mucho que nos han contado, aún no conocemos completamente y puede causar muertes en algunos casos, de gente sin sintomatología previa, que él estaba viendo en primera persona. Y ha sido precisamente esto, que hablase en primera persona y desde la emotividad lo que me ha dejado en shock. Y, no todo es esto, si no que, su mujer estaba en la misma línea de batalla que él, lo que hacía que el discurso estuviese, aún más, cargado de realidad y emotividad. Tras su intevención los periodistas y colaboradores que estaban en el programa, se dedicaron a "quitarle hierro" al asunto, diciendo, basicamente, que "estaba muy saturado, de tanto trabajar".

    Después de ese momento, me enfrentaba a una tarde de estudio llena de confusión...una vez más - ¿Qué información es certera de todo lo que recibo? ¿Hasta qué punto quieren asustarnos o reflejarnos la realidad?¿Es bueno el alarmismo? - estas preguntas, que ya habían aparecido en mi cabeza días antes en mi cabeza, debido a retailas de Whatssapps, mensajes de voz, vídeos etc.  generando en una confusión que, reconozco, en ese momento me había llevado al pasotismo por recibir informaciones contradictorias en un mismo día y llegar a producirme cansancio...

    Pero esto ha sido distinto... el "manifiesto emocionado" de Jesús me ha instigado a reflexionar sobre el - quizá necesario - alarmismo y sobre la , ya NECESIDAD, de no dudar ni un momento la lucha en contra de nuestro compañero y enemigo, el coronavirus a través de medidas "exageradas" o minimizando los efectos del virus.

    Como decía algun colaborador o periodista - entre los miles que estos días hablan sobre el tema - "estamos frente a una guerra, una guerra del ser humano contra un virus, un ejercito que no se ve pero está ahí y, quizá es eso precisamente, lo más peligroso".

Por generarme esta NECESARIA CONFUSIÓN y por tu, vuestro, trabajo incansable, una vez más...

Gracias Jesús, gracias sanidad pública.


Sunday 15 March 2020

Día 0: Desde mi ventana.

     Domingo 15 de Marzo de 2020, 9 de la noche...estoy escribiendo en mi habitación con la ventana y persiana ya bajadas, después de haber estudiado toda la tarde en una mesa -de las dos que hay en mi habitación - inusual, pues debido a la situación he recolocado la distribución para poder recibir la luz del exterior, esa luz que antes minusvaloraba y ahora es tan importante, para poder llevar mejor la situación.

    La mesa en la que estudio es inusual pero también lo es la situación, desde que un - ya "trending topic" de nuestra vida - coronavirus, o técnicamente llamado: COVID-19, irrumpiera en nuestras vidas...todo lo ha sido. Ha dado un vuelco a muchas esferas de nuestra vida (social, familiar, económica, laboral, etc.) y promete seguir haciendolo una temporada...

     Pero, no me quiero poner excesivamente dramático - no estamos para ello- y si he decidido embarcarme en esta nueva aventura bloguera - por un motivo que no es de mucho agrado, dicho a propósito - no es para eso si no para todo lo contrario: intentar poner un poco de humor en esta situación, y que nos sirva, a ti y a mi, como entretenimiento y terapia, por que sí...lo que es cierto es que no estamos sólos y todos/as estamos viviendo situaciones, más o menos, similares que, al manifestarlas y comprobarlo, hace que nos sintamos mejor.

    Remontémonos a Diciembre donde las noticias sobre el coronavirus eran efímeras en nuestros telediarios y las veíamos como algo lejano - que lo era -, como esas noticias que estamos acostumbrados a dejar pasar por nuestros oídos y que no nos afecten lo más mínimo o como mucho nos incitan a emitir un despreocupado: "¡Pobrecillos!". 

    Y esta es una de las lecciones que nos está dando el dichoso virus: a valorar cualquier información en esta sociedad donde hacerlo es propio sólo de periodistas o eminencias que viven de ello - por la gran cantidad de noticias, imágenes, eslóganes que nos invaden día día - a estar pendientes casi las 24 horas del día de la televisión, radio u otros medios para descubrir las últimas noticias sobre nuestro recién llegado compañero - voy a referirme mucho a él de esta manera, para quitarle dramatismo a la cosa- coronavirus y que otra consecuencia tendrá sobre nuestras vidas. Pero en aquellos momentos, esa información era una más, un input más de los millones que recibimos a diario.

    Ese "input" fue cobrando importancia a medida que iba pasando el tiempo y nos llegaban noticias cada vez más cercanas, pero no fue en ese momento...ni siquiera fue cuando nuestro compañero llegó a España a finales de Enero cuando nos interesamos por él (quizá nuestro instinto de supervivencia también juega un papel relevante en este asunto...intentamos quitar importancia a aquello que "nos amenaza" y focalizarnos en aquello que nos produce placer), pero esto, conllevaba un riesgo, actuar tarde. Nuestros/as vecinos/as italianos/as ya tenían medidas extremas como no salir a la calle y nosotros/as con nuestro "pequeño input" en el oído y haciendo vida normal, "esto no va con nosotros", "a  mí no me va a pasar nada", "esto no va a llegar aquí" :"pensamientos mágicos de superioridad" que teníamos en mente la mayoría.

    Pero a lo largo de Febrero nuestro querido coronavirus campaba ya a sus anchas entre nosotros/as, venía para quedarse y dispuesto a darnos en la cara con alguna que otra leccioncita más: ¡¡¡¡NO SOIS INVENCIBLES!!!! -nos gritaba ya-. Los numeros de contagiados y las muertes crecían día a día y comenzaba a instalarse entre nosotros/as una especie de - llamada entonces -  histeria colectiva que hemos comprobado que era uno de nuestros "pensamientos mágicos" ya que actualmente se ha convertido en nuestro día a día.

    La realidad nos azotó fuertemente hace escasamente seis días donde nuestro Gobierno decidió actuar y la primera medida en la Comunidad de Madrid - comunidad más afectada por nuestro compi -  fue el cierre de colegios, institutos y universidades por un plazo mínimo de 15 días. Esto me afectó directamente, pues actualmente trabajo como orientador en dos institutos públicos y entonces, empecé a vivir laa cruda realidad de lo que se nos venía encima.

    Los días siguientes fueron una locura...informaciones contradictorias por parte de la Consejería de educación que nos azotaba con decretos, instrucciones y demás regulación cada media hora y nada concreto y exacto a lo que pudiésemos atenernos los docentes. Cada centro, siguiendo instrucciones de los de arriba, hizo uso de su autonomía y organizó de la mejor manera posible las jornadas laborales de sus docentes y el contacto con los alumnos/as en esos días de "coronapuente" como ya bautizaban los/as adolescentes. Las medidas, intermedias en su inicio (ir un día al centro y el resto teletrabajar, opción de trabajo desde casa o presencial, etc.), se tornaron en cuestión de días en extremas...cierre de centros.

    Y yo...¿dónde estaba en todo esto?, pues la verdad que en un principio tenía muchos "pensamientos mágicos" en mi cabeza o directamente no pensaba mucho en ello, hasta que comencé a ver las consecuencias tan drásticas a las que estábamos llegando, en concreto, tras el anuncio de nuestro gobierno de decretar un "estado de alarma" en todo el país donde, en el que, durante un mínimo 15 días, vamos a poder salir a la calle únicamente a comprar bienes de primera necesidad y en contadas ocasiones más.

   Imágenes en mi cabeza no dejan de repetirse...colegios e institutos vacíos, calles desiertas, plazas donde antes no cabía un alma en un día soleado, totalmente vacías, programas de televisión sin público, reuniones de gobierno por videoconferencia...todo ello con un tinte apocalíptico que llega a agobiarme en algún momento, pues todo/a el que me conoce sabe que soy "un culo inquieto" y que estos días no se me antojan nada fáciles...tendré que luchar contra mi cabeza y mis ganas de salir, compartir, hacer deporte, charlar, etc.

    Por ello, he decidido escribir...escribir como terapia de evasión a la que he recurrido tantas veces para expresar aquello que, de otra forma, me es más complicado; escribir para compartir lo que ocurre estos -tan intrigantes a la vez que llenos de aprendizaje - 15 días que se nos avecinan; escribir para aliviar también a todo/a el/la que me acompañe en mis vivencias; escribir...desde mi ventana.