Sunday 15 March 2020

Día 0: Desde mi ventana.

     Domingo 15 de Marzo de 2020, 9 de la noche...estoy escribiendo en mi habitación con la ventana y persiana ya bajadas, después de haber estudiado toda la tarde en una mesa -de las dos que hay en mi habitación - inusual, pues debido a la situación he recolocado la distribución para poder recibir la luz del exterior, esa luz que antes minusvaloraba y ahora es tan importante, para poder llevar mejor la situación.

    La mesa en la que estudio es inusual pero también lo es la situación, desde que un - ya "trending topic" de nuestra vida - coronavirus, o técnicamente llamado: COVID-19, irrumpiera en nuestras vidas...todo lo ha sido. Ha dado un vuelco a muchas esferas de nuestra vida (social, familiar, económica, laboral, etc.) y promete seguir haciendolo una temporada...

     Pero, no me quiero poner excesivamente dramático - no estamos para ello- y si he decidido embarcarme en esta nueva aventura bloguera - por un motivo que no es de mucho agrado, dicho a propósito - no es para eso si no para todo lo contrario: intentar poner un poco de humor en esta situación, y que nos sirva, a ti y a mi, como entretenimiento y terapia, por que sí...lo que es cierto es que no estamos sólos y todos/as estamos viviendo situaciones, más o menos, similares que, al manifestarlas y comprobarlo, hace que nos sintamos mejor.

    Remontémonos a Diciembre donde las noticias sobre el coronavirus eran efímeras en nuestros telediarios y las veíamos como algo lejano - que lo era -, como esas noticias que estamos acostumbrados a dejar pasar por nuestros oídos y que no nos afecten lo más mínimo o como mucho nos incitan a emitir un despreocupado: "¡Pobrecillos!". 

    Y esta es una de las lecciones que nos está dando el dichoso virus: a valorar cualquier información en esta sociedad donde hacerlo es propio sólo de periodistas o eminencias que viven de ello - por la gran cantidad de noticias, imágenes, eslóganes que nos invaden día día - a estar pendientes casi las 24 horas del día de la televisión, radio u otros medios para descubrir las últimas noticias sobre nuestro recién llegado compañero - voy a referirme mucho a él de esta manera, para quitarle dramatismo a la cosa- coronavirus y que otra consecuencia tendrá sobre nuestras vidas. Pero en aquellos momentos, esa información era una más, un input más de los millones que recibimos a diario.

    Ese "input" fue cobrando importancia a medida que iba pasando el tiempo y nos llegaban noticias cada vez más cercanas, pero no fue en ese momento...ni siquiera fue cuando nuestro compañero llegó a España a finales de Enero cuando nos interesamos por él (quizá nuestro instinto de supervivencia también juega un papel relevante en este asunto...intentamos quitar importancia a aquello que "nos amenaza" y focalizarnos en aquello que nos produce placer), pero esto, conllevaba un riesgo, actuar tarde. Nuestros/as vecinos/as italianos/as ya tenían medidas extremas como no salir a la calle y nosotros/as con nuestro "pequeño input" en el oído y haciendo vida normal, "esto no va con nosotros", "a  mí no me va a pasar nada", "esto no va a llegar aquí" :"pensamientos mágicos de superioridad" que teníamos en mente la mayoría.

    Pero a lo largo de Febrero nuestro querido coronavirus campaba ya a sus anchas entre nosotros/as, venía para quedarse y dispuesto a darnos en la cara con alguna que otra leccioncita más: ¡¡¡¡NO SOIS INVENCIBLES!!!! -nos gritaba ya-. Los numeros de contagiados y las muertes crecían día a día y comenzaba a instalarse entre nosotros/as una especie de - llamada entonces -  histeria colectiva que hemos comprobado que era uno de nuestros "pensamientos mágicos" ya que actualmente se ha convertido en nuestro día a día.

    La realidad nos azotó fuertemente hace escasamente seis días donde nuestro Gobierno decidió actuar y la primera medida en la Comunidad de Madrid - comunidad más afectada por nuestro compi -  fue el cierre de colegios, institutos y universidades por un plazo mínimo de 15 días. Esto me afectó directamente, pues actualmente trabajo como orientador en dos institutos públicos y entonces, empecé a vivir laa cruda realidad de lo que se nos venía encima.

    Los días siguientes fueron una locura...informaciones contradictorias por parte de la Consejería de educación que nos azotaba con decretos, instrucciones y demás regulación cada media hora y nada concreto y exacto a lo que pudiésemos atenernos los docentes. Cada centro, siguiendo instrucciones de los de arriba, hizo uso de su autonomía y organizó de la mejor manera posible las jornadas laborales de sus docentes y el contacto con los alumnos/as en esos días de "coronapuente" como ya bautizaban los/as adolescentes. Las medidas, intermedias en su inicio (ir un día al centro y el resto teletrabajar, opción de trabajo desde casa o presencial, etc.), se tornaron en cuestión de días en extremas...cierre de centros.

    Y yo...¿dónde estaba en todo esto?, pues la verdad que en un principio tenía muchos "pensamientos mágicos" en mi cabeza o directamente no pensaba mucho en ello, hasta que comencé a ver las consecuencias tan drásticas a las que estábamos llegando, en concreto, tras el anuncio de nuestro gobierno de decretar un "estado de alarma" en todo el país donde, en el que, durante un mínimo 15 días, vamos a poder salir a la calle únicamente a comprar bienes de primera necesidad y en contadas ocasiones más.

   Imágenes en mi cabeza no dejan de repetirse...colegios e institutos vacíos, calles desiertas, plazas donde antes no cabía un alma en un día soleado, totalmente vacías, programas de televisión sin público, reuniones de gobierno por videoconferencia...todo ello con un tinte apocalíptico que llega a agobiarme en algún momento, pues todo/a el que me conoce sabe que soy "un culo inquieto" y que estos días no se me antojan nada fáciles...tendré que luchar contra mi cabeza y mis ganas de salir, compartir, hacer deporte, charlar, etc.

    Por ello, he decidido escribir...escribir como terapia de evasión a la que he recurrido tantas veces para expresar aquello que, de otra forma, me es más complicado; escribir para compartir lo que ocurre estos -tan intrigantes a la vez que llenos de aprendizaje - 15 días que se nos avecinan; escribir para aliviar también a todo/a el/la que me acompañe en mis vivencias; escribir...desde mi ventana.