Sunday 10 May 2020

Días 46 al 55: Primavera por sorpresa.

...y, finalmente, llegó Mayo con su naturaleza bollante, su calor, sol, gente en las calles - con mascarillas, eso sí - niños/as jugando - sólo de 12 a 19 horas, también es verdad - terrazas a rebosar con gente disfrutando del buen tiempo - esto va a ser que no - y un largo etcétera que este año no es tan largo y está protagonizado, una vez más, por nuestro compañero, el coronavirus que cambia a su antojo todo lo que toca (literalmente) y Mayo junto a la primavera, no iba a ser menos...


                                                                                                                         
                                                                            ...

   

Hace ya una semana y un día llegó la ansiada salida en plena fase 0 del plan de desescalada que os comentaba en el post anterior. Una "salida" que estaba acotada, sin embargo, de 6 a 10 de la mañana y de 20 a 23 de la noche. El primer turno se antojaba demasiado "tempranero" para mi para tratarse de un sábado, así que tras un viernes de fiesta (era no lectivo debido al puente de Mayo) que acabó con sabor agridulce...agrio (por haber recibido una mala noticia de otro fallecimiento de un familiar, la cual me afectó bastante, quizá producto del estado emocional "sensiblón") y dulce (por haber disfrutado de una nueva sesión de belleza con una lección sobre mascarilla casera de la mano de mi prima) y un sábado de puente muy normal, caracterizado por las salidad mañananeras que me dejaban estampas de Torrejón como las de la foto...soleadas y con más gente, muy distintas a las que os ponía en aquella salida la primera semana de confinamiento oscuras y sin "un alma". Tan sólo rompió esa normalidad la falta de ejercicio con "la Patry" debido a que ya iba a salir a correr a las "esperadas" ocho de la tarde - lo que no evitó que me vistiese "para la ocasión deportiva" desde por la mañana (nada relacionado con las ganas que tenia de salir...¡que va!) - me planté a las 19 de la tarde donde me empezaba a poner hasta nervioso por la cercanía de "la libertad".



 
    A las 8 en punto y, como ya es tradicional, nos asomamos a la ventana esta vez con un aire - quizá mental- "distinto" que sabía y olía a alegría por la inminente salida que yo, personalmente, llevaba esperando semanas. Y así hice a las 8 y poco cogí mis "bartulos" de correr (cinta para meter el móvil, auriculares y móvil) y me lancé a la calle acompañado de mis padres que iban a dar una vuelta por su cuenta. La sensaciones fueron parecidas a aquella primera salida donde tuve que hacer una visita al medico y la farmacia. De nuevo, sentí es la sensación de estar en un película, una película apocalíptica protagonizada por un ciudadano de una pequeña ciudad dentro de un mundo en crisis debido a un minúsculo enemigo que estaba atacando a la sociedad: esta podría ser la escena donde el "prota" se enfrenta a la realidad exterior y se encuentra con una sociedad dispuesta a enfrentarse a la amenaza y salir adelante...no obstante, las precauciones cuya principal manifestación era la mascarilla le rodeaba y esa imagen le estaba enfrentando a la cruda realidad, una vez más, a él y al espectador...

   Por otro lado, tuve nuevos pensamientos como el de que "lo que antes era normal ahora es extraordinario" como, por ejemplo, que la calle estuviese llena de gente, ya no estaba acostumbrado a la multitud y eso me trasladó a otro pensamiento de cómo sería la nueva normalidad y nuestro "abordaje psicológico frente a todo ello". Con ese barullo de pensamientos y sentimientos, comencé a correr y me embriagó una sensación de libertad que me acompañó por todo el camino. Redescubrí rincones de Torrejón por donde solía correr antes de la llegada del compi esta vez, eso sí, nada de sitios vacíos por donde era complicado ver a alguien, sino con bastante gente disfrutando, al igual que yo, de la primera salida.
    Gente acompañadas de sus familias, que me hizo pensar en la parte positiva de esta experiencia, que nos está permitiendo redescubrir y retomar hábitos familiares "poco habituales" como observar a padres con sus hijos/as adolescentes dando una vuelta y compartiendo conversaciones sobre cualquier cosa. También y desgraciadamente, me enfrenté a la cara negativa del día, viendo numerosos grupos de gente y, en especial, jóvenes, que se habían juntado sin las medidas de seguridad apropiadas. 

    Además por el trayecto, gracias al día soleado que estaba haciendo y, en concreto, tras atravesar una zona de campo para llegar a uno de los barrios más a las afueras de Torreón: el barrio del Castillo, me dí cuenta que la primavera había llegado sin darnos cuenta o tener unas lígerisimas sospechas de ello, pero no había llegado normalmente, como lo hace todos los años: tras un paso gradual del frío al calor sino que, derrepente, estábamos saliendo a un mundo de flores, sol, polen, insectos, etc. Nos estábamos enfrentando a una primavera...por sorpresa. Lo cual me puso aún más contento (definitivamente soy una persona de calor).

    Todas esas sensaciones positivas fueron incrementando mi motivación y mi ritmo al correr e hicieron que no hiciese ni el menor caso a un pequeño dolor que estaba apareciendo en la rodilla...eso ahora no era importante. No obstante a mitad de camino se hizo más intenso y me obligó a parar durante un rato y percatarme de todo el paisaje más lentamente. No paré mucho pues mis ganas de correr eran tales que quería hacerlo durante la mayor parte del paseo y así hice...seguí con el dolor dispuesto a finalizar mi objetivo.

    No pude alcanzarlo pues la rodilla volvió a doler insistentemente y tuve que finalizar mi recorrido andando, lo que hizo que me encontrase con mis padres y fuesemos juntos a ver a mi abuela que se asomaría por la terraza a "lanzarnos" un "Hola, ¿qué tal estais?" y comenzar así una de las primeras conversaciones con alguien que no fuese mi familia directa en más de un mes y medio. Finalizamos nuestra caminata a eso de las 21:30 de la noche y llegué a mi casa - con la sensación de que había pasado "mucho tiempo" fuera de ella, como cuando vuelvo de vacaciones - con una sensación de plenitud como en pocas veces tras una carrera. Me duché y mi relajación no podía ser mayor, por lo que sólo tenía fuerzas para una película - o media, porque el sueño me invadía - y terminar así mi primera "jornada de libertad" de la temporada.

     Al día siguiente, domingo y día de la madre, aproveché que la rodilla aún seguía "dando guerra" para hacer deporte con nuestra querida "Patry" acompañado de mi hermano y mis primas para después recibir la comida sorpresa para mi madre que habíamos pedido y degustar la tarta que mi padre había preparado. La salida de aquella tarde no iba a ser tan "intensa" ya que me limité a dar un ligero paseo con mi familia que nos desembocó una tarde más a la terraza de mi abuela para felicitarle el día y llevarle un trozo de tarta. Algo que me percaté que no sólo era idea nuestra ya que nos encontramos con más gente que repartía sus horas "de libertad" para visitar a sus familiares, desde la distancia. Un hecho que me trasladó al caracter generalmente familiar de los españoles que nos hace aprovechar cualquier mínima oportunidad para establecer contacto, proteger y ayudar a los nuestros, un valor que nos engrandece como humanos.

    El fin del domingo daba paso a una semana diferente...marcada por el buen tiempo primaveral y las salidas que se convertirían para mí en el momento más esperado del día, mi "oasis" y el momento de despeje de días protagonizados, casi exclusivamente, por el trabajo...videollamadas, documentos, llamadas telefónicas, correos ocupaban gran parte de mi tiempo, pasando, la programación a un segundo plano, ya que no quedaba tiempo para ello. Esas salidas tuvieron que ser, como una amiga bautizaba de "Cocas" - COrrer y CAminar- para no agudizar el dolor de rodilla producto de mi "emoción" y optimismo de mi primera salida.

   Pasaba la semana y por fin, llegó el viernes, día 53 de confinamiento, en que - tras la "mala noticia" de que nos quedábamos en la fase 0 de nuestra particular "Españavisión" motivada por el coronavirus - puntualmente a las 20 salí dispuesto a "comerme el mundo a pasos" para darme una buena caminata que me despejase de toda la semana de intenso trabajo. Aquel día hacía una tarde de nuevo, muy primaveral, que sacó mi instito fotógrafo que aflora algunas veces y me animó a intentar buscar la "foto perfecta" utilizando cualquier escusa...un cielo anaranjado, una flor con un color intenso, etc. De nuevo, la caminata no defraudó y logró hacer que olvidase el estrés de la semana. Volví dispuesto a recordar "Cadena de favores" una película que tenía que recomendar en uno de los institutos que me hizo recordar lo mucho que me gustaba y evitó que me durmiese, como suelo hacer cuando elijo película como plan de viernes noche.


    El fin de semana trascurrió igualmente esperando que el reloj diesen las 20. El sábado, previo a la kebab.
salida, nos reunimos virtualmente para replantear parte de la celebración del 50 aniversario - una de las actividades que quedó "paralizada" antes de la llegada de la pandemia -  y, ya llegada la tarde y lejos de seguir mis planes de retomar el "running" (ya que la rodilla me lo impidió) - salí, de nuevo y tras una llamada con un amigo y su novia, a mi tradicional "COCA" que esta vez, eso sí, que dió mas oportunidad al "CO" con una mayor distancia recorrida, corriendo. También retomamos la tradición de pedir cena y degustamos un añorado

   



    Una nueva semana finalizaba con un domingo más frío - tanto físicamente (con aires de otoño) como psicologicamente (pues la muerte esta vez de un familiar de una amiga, de nuevo me "daba en la cara") contrastó con la calidez de amigos con los que  pude disfrutar de una nueva modalidad de vermú virtual con amigos y gestando la esperanza de una semana en la que los datos de muertes y contagiados nos iban a dejar avanzar - ¡por fin! - de fase hacia una fase 1 que va aumentando progresivamente nuestras actividades permitidas y nos acerca a esa "nueva normalidad" de la que tanto se habla estos días y de la que vamos conociendo detalles de forma muy gradual.