Representada como un encapuchado con una guadaña, es una "extraña conocida" que siempre nos pilla de improvisto, por mucho que esperemos su visita...siempre sabe como tocarnos lo más profundo que tenemos y dejarnos como desprovistos, abandonados y sin un rumbo fijo. Cuando, desgracidamente, recibimos su indeseada visita parece que todo deja de tener sentido y que "cuesta y duele continuar". Una "visita definitiva" que, cuando pensamos en ella, nos empeñamos en dar sentido pero cuando llega nos damos cuenta de el poco sentido que tiene para la proyección de vida que todos pensamos donde el fin no está contemplado ni, si quiera, pensado. Una visita para la que, en definitiva, estamos poco preparados. Sí, hablo de...la muerte.
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Esta, probablente, sea la entrada más dificil de todas las que he escrito en mis dos experiencias blogueras. Estos últimos días he estado desaparecido porque no ha sido, ni de lejos, la semana más fácil de todo el confinamiento provocado por nuestro "compañero", de hecho ha sido la peor, donde ha pasado lo peor que podía pasar. En un primer momento, dudé mucho en compartirla aquí y, simplemente, tratarlo como un "parentesis" en la cuarentena, un periodo en el que había habido simplemente "vacío" pero eso no es lo cierto, no ha habido "vacío" si no "oscuridad". Siguiendo con el símil de la entrada pasada, ha sido como si la montaña rusa de repente entrara en un túnel muy largo que ha durado varios días, un túnel que sólo te proporcina oscuridad, ganas de pasarlo para ver qué hay al otro lado y confusión - ¿Qué ha pasado para estar aquí?, ¿Cuándo acabará?, A partir de ahora ¿todo irá igual que antes o algo cambiará? -.
Pero, ahora, pasados unos días y con una perspectiva un poco más objetiva, creo que, como parte de todo esto, esta semana tiene que estar aquí, por lo que vayamos al principio de la misma...
El lunes , día 15 de confinamiento, amanecí, tras un domingo nada fácil, con la misma sensación de bajón, no obstante a lo largo de la mañana esa sensación fue pasando, mientras me embarcaba en la "aventura orientadora" que todos los días depara algo nuevo y emocionante, esta semana seguía inmerso en las cartas al hospital que ya os contaba en otras entradas y de la que ya os hablaré en un futuro...una iniciativa gracias a la que estoy "sobreviviendo" psicologicamente estos últimos días.
Con un estado de ánimo mucho más positivo nos dispusimos a comer y, después, me embauqué en el estudio tradicional de la tarde que me llevó, esta vez, a repasar las posibilidades académicas y profesionales de los adolescentes españoles y cómo debemos afrontarlas desde la orientación educativa, tema que me sirvió de distracción y me hizo olvidarme de todas las malas sensaciones de los últimos días...así, con un ánimo bien distinto al de la mañana y, sobretodo, al del día anterior, acabé mi lunes.
El martes amanecía con un ánimo mucho mejor al del día anterior a pesar de que fuera llovía, lo que provoca que sacar al perro, ir a por la prensa y una nueva tarea adquirida: comprar el pan (que antes provocada otra salida "innecesaria") sean menos prácticas, debido al cúmulo de cosas "que se mojan" en las manos va en aumento y llego a mi casa al más puro estilo "michelín" sacando cosas por debajo del abrigo y con el consguiente "malabar" para secar al perro antes de que entre en casa.
Pero "aventura bajo la lluvia" pasada, me dispuse a teletrabajar y recibí, a las pocas horas, una noticia que me provocaría un subidón considerable - como ya habréis comprobado esta experiencia magnifica las emociones negativas pero, también, las positivas...¡eso me encanta! -,ya que me llegó la noticia de que la baja que estaba cubriendo en los institutos desde el pasado Octubre, se alargaría, al menos, hasta el próximo 4 de Mayo, por lo que la sonrisa apareció en mi cara y me proporcionó motivación para rato - la montaña rusa llegaba a su máxima altura, de nuevo -.
Sin embargo, la montaña rusa aguardaba (después de esa gran subida) un túnel, como os comentaba antes...un túnel que, hasta la fecha en esta experiencia, no había cruzado y era desconocido para mí, un túnel que me retaría de nuevo a mi mismo y me llevaría a descubrir otras nuevas formas de afrontar situaciones en esta situación tan extraña que nuestro "compi" nos ha proporcionado...ya que, esa noche nos llegó la noticia de que mi abuelo, que llevaba varios dias ingresado en el hospital y parecía que iba mejorando, había sufrido una recaída que había llevado a los médicos a empezar a sedarle.
En ese momento, retrocedí un tiempo atrás...en concreto, hace dos años cuando recibí la misma noticia de mi abuela materna y, de nuevo, se me tambaleó el mundo, mi mundo...más de lo que ya estaba por el dichoso compi, porque en ese momento no había optimismo que valiese, todo era oscuridad, confusión, miedo, preguntas y un sinfin de emociones negativas que no dejaban pensar con claridad...y ahora, ¿qué? - me preguntaba - una pregunta que, si ya ocurre cuando recibes este tipo de noticias en situaciones normales, ahora con más intensidad pues gestos tan usuales como abrazar a alguien al que quieres, dar un beso, tocar etc. no pueden producirse...incluso el hecho de "acompañar" al ser querido hasta el último momento y así poder despedirte en condiciones, no es posible.
A pesar de este "amasijo" de emociones negativas, pude conciliar el sueño, más tarde que pronto, y amanecí el miércoles bastante confuso y con ganas de ir al hospital, pero...no era posible. El teletrabajo fue de aquella manera, esperando, durante toda la mañana, una noticia que era esperada a la vez que temida. Esta sensación de confusión y espera que, en ocasiones, llevaba a la desesperación nos llevó a mi hermano, mi padre y yo a ir al hospital después de comer. Una decisión que, pese a quizá no ser la mejor en el momento que estabamos viviendo, fue lo mejor que pudimos hacer pues nada más llegar y poder darle un beso, falleció.
Después de eso, las imágenes se me agolpan en la cabeza...la situación - que ya, de por sí, no es nada agradable - se le sumaba, la pandemia que estabamos viviendo y la imposibilidad de besarnos y abrazarnos como nos apetecía...a lo que yo me limitaba a dar la mano con un gesto compungido y , entre todo eso, el "ilegal" abrazo a mi abuela que no pude resistir.
Tras la visita a "cuentagotas" y escalonada de toda mi familia, salimos del hospital dirigidos a casa de mi abuela donde desinfectamos limpiando la misma, para que estuviese más segura con una de mis tías que pasaba la noche allí, para no dejarla sola en ese duro momento. Allí, exactamente igual que en el fallecimiento de mi abuela dos años atrás, viví un "momento mágico" donde el ambiente de la casa parece distinto, como si ya te avisase de que faltaba algo, hasta lo veía de otro color y olor.
Más tarde, a las 20, salimos a la terraza parte de la familia y aplaudimos...pero esa tarde, los aplausos que siempre van dirigidos hacia los sanitarios, ese día cobraban otro sentido para mí...esa tarde tambien iban hacia él.
Tras todo ello, volvimos a casa con una mezcolanza de sentimientos - tristeza, por la pérdida, descanso, por habernos despedido de él, pena por no haber podido demostrarnos el cariño con un beso o un abrazo, etc. -. y, así, nos fuimos a la cama dispuestos a seguir luchando en el túnel en el que, de repente, nos habíamos visto encerrados.
Los días siguientes, jueves y viernes, siguieron siendo de "oscuridad"...el compañero había tomado un segundo plano y ahora lo importante era estar juntos y apoyarnos, los que podíamos hacerlo que era mi familia más cercana. No obstante, hoy viernes parece que vamos viendo la luz y el otro lado del túnel después la oscuridad gracias al cariño y apoyo familiar y de amigos y amigas que recibimos , de forma telefónica o virtual...a todos/as ellos/as nuestro más sentido agradecimiento ya que aunque lejos les hemos sentido muy cerca.
Después de estos días, nos enfrentamos a una Semana Santa nada usual ni alegre y alejada de la usual emoción que despierta en mí, debido a ser un apasionado de las procesiones...pues esta vez ni las circunstancias ni el ánimo, acompañan, de momento.
Pero debemos seguir, seguir porque sabemos que, después de todo, se fue en paz y rodeado de todos los que le queríamos - de la forma que podíamos hacerlo - y con el cariño que el transmitía cuando estabamos junto a él. Por ello, consideré que debo escribir sobre esto, como forma de homenajearle humildemente, esta entrada se la dedico a él...
...sí,a ti, abuelo.
Cómo es de rigor ahí va mi humilde aportación en forma de agradecimiento para cada uno de tus posts.
ReplyDeleteEn realidad he de reconocer que cuando conocí la triste noticia de la partida de Atilano también se apodero de mí esa oscuridad, porque Atilano es precisamente para mí eso,la antítesis de la oscuridad. Desde que tuve la fortuna de conocerle hace ya unos cuantos años, todos y cada uno de nuestros encuentros se iniciaban con su Eterna sonrisa, seguida de un sincero interés por mí y por los míos para a continuación dedicarnos a arreglar un poco este mundo, en resumen El es para mí uno esos Corazones que no ha permitido nunca que la más mínima oscuridad se acerque mi vida.
Por todo ello y como no puede ser de otra forma, vive en un lugar privilegiado de mi corazón junto a otros grandes maestros de mi vida y fiel a sus enseñanzas seguiré haciendo más fuerte e impermeable mi escudo contra la oscuridad.
Gracias Daniel y un ABRAZO GIGANTEEE.