Thursday 9 April 2020

Día 23,24 y 25: Naturaleza.

Fíjate bien en un vídeo de cualquier calle, plaza, monumento, etc. vacío en estos días...¿qué es lo único que se mueve?

...

¡los árboles!



    Con este - aparentemente simple - razonamiento, que una amiga me hacía en una videollamada estos días, comenzó una charla sobre uno de los temas que últimamente da vueltas en mi cabeza: el papel de la naturaleza en toda esta situación "tan loca" que estamos viviendo gracias a nuestro "compi".
 
    Una situación en la que día a día nos llenamos de imágenes de calles, rincones y plazas vacíos - esperad,vacíos...¿seguro?: según cualquier programa de televisión, noticiero o periódico que se preste, la respuesta es, sin dudarlo : sí, producto - seguramente - de nuestro egocentrismo humano, que nos lleva a pensar que somos el centro del  planeta tierra e incluso, del universo.

     Árboles, arbustos, flores, césped, tierra, fuentes, setos, maceta, jardineras, ramo, estanques, lagos, pájaros, palomas, cuervos y un largo etcétera de elementos - que quizá desconozca siquiera sus nombres - conviven entre nosotros/as y ahora, sin saberlo, han cobrado todo el protagonismo aunque ni ellos - por la carencia de intelgencia racional - ni nosotros/as - por el egocentrismo que os comentaba - lo reconozcamos. 

    Esta reflexión "se coló" en unas vacaciones de Semana Santa que, como ya os comentaba en la anterior entrada, se avecinaban atípicas por la situación actual. En concreto tuvo lugar la noche del martes "santo" - día 23 de confinamiento - en el que amanecí bastante animado y con ganas de seguir la rutina de ejercicios mañaneros que nos hemos "autoimpuesto" mi familia y yo - acompañados por mi prima de forma virtual (por aquello de que el sufrimiento compartido, es menos sufrimiento) - y la entrenadora personal e influencer "Patry Jordan" (que ya es parte de la familia, prácticamente, aunque a veces la odiemos por su ánimo y felicidad constante hasta en los momentos más duros de la rutina) y que me está sirviendo muy mucho como entretenimiento y, de paso, mantener la actividad en estos días tan sedentarios. 

   
Previamente a esto, como ya forma parte de mi día a día, saco al perro, compro el pan y alguna pequeña cosa que necesitemos para el día - todo ello "aderezado" con largas colas de gente, que hacen que los recados se alarguen en el tiempo hasta la hora en la que empieza la sesión de ejercicios, las 12.30...sentadilla aquí, sentadilla allá, flexión por aquí, luego una tabla "para descansar" (según nuestra querida Patry) - ¡maldita tabla! -un poquito de zumba y calentamientos para finalizar, protagonizan nuestras "santas" mañanas, durante una hora aproximadamente, momento en el que iniciamos la ronda de duchas para mitigar "los efectos" de las rutinas en nuestros cuerpos.

    Tras esto, un vermut - que nos da la sensación de vivir en un domingo constante - y comemos...todo ello bañado con vino que -porqué no decirlo- es una alegría y capricho diario que debemos darnos a nosotros/as mismos dentro de esta situación que, en ocasiones como ya sabemos,se antoja dificil.

    Por las tardes y dado que, aunque de momento no hay nada oficial, las oposiciones sean seguramente aplazadas al año que viene, estoy aprovechando para hacer una revisión de la programación (la segunda parte del examen que supone la elaboración de un "trabajo" sobre las actividades del departamento de orientación en un curso escolar) y dejarla lista para que el año que viene solo me enfrente, puramente, al estudio...todo ello precedido por un café con "rosquilla y galleta" - todo creaciones "confinadas" de mi madre y hermano - y alguna otra tarea que tenga en el día.

    De esta forma me planto todos los días en la otra cita obligada (y esperada) del día, las 20...hora del aplauso-homenaje sanitario y, aprovechando la salida a la ventana, la charla con los vecinos donde compartimos comentarios y risas, tan necesarias estos días. Por la noche, aprovechamos, como ya comenté, para hacer cosas en familia y esta semana tocaba ver vídeos de cuando eramos más pequeños, rato que se convierte en un festival de recuerdos, risas, anécdotas, vergüenzas...que me ha hecho redescubrir el "Daniel del pasado" que tan diferente es al de hoy.

    Pero el martes tocaba algo distinto...pues tenía la cita virtual a la que me he referido al inicio de esta entrada, una cita que decidimos horas antes que fuese de disfraces (os dejo el resultado en foto) y donde recorrimos muchos temas entre los que se encontraba el que da nombre a esta entrada, desencadenado por la - aparentemente simple - frase que pronunció mi amiga.

  

    Este tema, nos llevó parte de la velada y nos dejó conclusiones como la que os he compartido: el caer en la cuenta de que las ciudades no están vacías o , consecuencia de lo anterior, la necesidad de darle un papel protagonista a la naturaleza, idea en la que quizá resida una de las claves para comenzar a cuidar nuestro planeta, así como el aceptar que somos egocentristas por naturaleza, lo que nos lleva a pensar que estamos solos, somos dueños de lo que nos rodea y a obviar la necesaria convivencia con esos otros "elementos naturales" tan importantes. Dentro de todo el razonamiento que seguimos, planteé incluso la posibilidad de que el virus hubiese sido "lanzado" por alguna asociación ecologista para retrasar los efectos del ser humano en el planeta que últimamente - antes de la llegada de nuestro compañero, claro...- han protagonizado gran parte de las noticias y vaticinaban consecuencias en el medio-plazo para el planeta. 

   Quizá esto sea una "ida de olla" mía, producto de las horas en las que estábamos pero lo cierto es que con las noticias que nos llegan - aguas cristalinas en Venecia, eliminación de la boina de contaminación en Madrid, animales tomando las calles y las playas de gran parte de nuestras ciudades... - parece como si el mundo estuviese "respirando" y "desintoxicándose" una temporada de nosotros/as y la incongruencia que esto supone pues, como parte de la naturaleza, deberíamos convivir en armonía con todos sus elementos sin necesidad de "respiros" entre nosotros.
En fin...ojalá reflexionemos un poco sobre todo esto y cambiemos, aunque sea mínimamente, algún hábito de lo que nos distancia de lo que somos realmente y lo que, por otro lado, nos ha asegurado el pasado, nos asegura el presente y , si cuidamos, nos asegurará el futuro.

Con estas ideas y otras - sin mucho sentido -, producto de desvaríos varios y reirnos de la vida, me fui a la cama con el subidón, de nuevo, de haber compartido un rato socializando, aunque sea de forma virtual.

    El miércoles, de nuevo nos enfrentamos a "la guerra mañanera de Patry" esta vez más corta ya que a las 13 tenía una reunión virtual con la comisión LGTBI+ del Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid, a la que pertenezco como parte de la asociación scout de Madrid por lo que fue una mañana la mar de entretenida entre unas cosas y otras y que me llevó de forma muy rápida a la hora de la comida, momento en el que mi "montaña rusa personal" comenzó a descender inexplicablemte y me mantuvo en un punto muy bajo gran parte de la tarde y la noche - estoy aprendiendo a llevar estos momentos mejor, limitándome a aceptar que es un momento malo y con la esperanza de que "mañana" sea de otra forma e intentando no darle más vueltas que eso, dejando de intentar animarme con cualquier cosa, ya que en esos momentos nada (o muy pocas cosas) lo hacen... - momento en el que volvimos a bucear en el pasado, esta vez reviviendo eventos familiares como la comunión de mi hermano o su actuación en el coro del colegio cuando estaba en sexto de primaria.

   
Y así, avancé en la Semana Santa, llegando a uno de sus día grandes, el jueves santo (día 25 de confinamiento),día grande que sólo se notaba porque las calles estaban - aún más, si cabe - silenciosas, debido a que había más cosas cerradas y los establecimientos tenían más - aún más si cabe, también - colas. Factores (el estar parado esperando en una cola y estar rodeado de silencio) que me hizo volver a la idea con la que he comenzado esta entrada y dar importancia al sonido de los pájaros, en el que reparo muy pocas veces. Después de ello, el entrenamiento con Patry diario al que se sumaban más adeptas (mi tía y mi prima, hermana de una de las que ya era "frecuente") que aumenta motivación al momento. 

   


 Después de esto y disfrutar una auténtica "comida de día grande": fideuá, se produjo el gran subidón de los últimos días que me llevó a "otro techo" de mi montaña rusa emocional particular, ya que me llegó un regalo personalizado que unas amigas me hacían para darme ánimos por los últimos acontecimientos sucedidos. De nuevo, pequeños grandes gestos que agradezco eternamente y hacen que esta particular "lucha" se lleve mucho mejor y que te anima a seguir hasta que el compañero decida dejarnos por, al menos, un tiempo.

   





 Por delante, el final de esta Semana Santa tan extraña y que, de nuevo, nos deja alguna que otra incertidumbre como la situación de la educación y las oposiciones, en qué condiciones seguirá el estado de alarma o hasta cuando se alargará pero sigamos "tirando" de "viejos conocidos" como optimismo, rodeandonos (virtualmente) de los que nos recargan y aumentando nuestras ganas por hacerlo absolutamente todo cuando volvamos a la normalidad.

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