Y, mientras todo pasa, la vida sigue...se va reactivando entre esa borágine de trabajo, que comienza a flexibilizarse - en cuanto a tareas presenciales y virtuales - y vida social - con las primeras salidas, reencuentros, comidas, cenas, cañas, etc.- y demás aspectos de nuestra antigua "vida presencial". Aspectos, que estaban "guardados" como un tesoro en el baúl de los recuerdos y que ahora toca desempolvar con una mezcla de incertidumbre, - que aún sigue entre nosotros, incentivada por el miedo a nuevos futuros rebrotes y que nos recuerdan en cada momento por la televisión - alegría, nostalgia y demás sentimientos...todo aderezado con un denominador común que es esa futura "nueva normalidad" que de "futura" tiene poco, pues los bares con distancia, las calles plagadas de gente con mascarilla, la ausencia de abrazos y contacto social ya son una realidad palpable que nos recuerda constantemente que el virus sigue ahí y que, al menos a medio-largo plazo, la "antigua normalidad" no va a volver.
...
"La vida en la fase 1 es mucho mejor..." creo que podría ser la frase más repetida por mí en las últimas semanas - al menos hasta la llegada de la fase 2 hace ya casi dos semanas - y es que, la fase uno podría llamarla "la del reencuentro", reencuentro de personas pero también planes habituales y viejas costumbres y "tradiciones". Dada la flexibilidad en las medidas de distanciamiento y movilidad social, mis fines de semana vuelven a "inundarse" de planes, hecho que en ocasiones, he de decir, que llega hasta agobiarme.
Tres fines de semanas bastante nutridos de planes han pasado desde que avanzasemos en la desescalada para aterrizar en la fase 1. El primero de ellos, comenzaba con un primer viaje en bus - después de varios meses - dirección: la terraza de una amiga para celebrar el fin del confinamiento (...¡y la vida! - como suelo remarcar en todos los eventos y brindis últimamente - ), tarde - noche en la que hubo
risas, cañas (¡por supuesto!) confidencias, canciones y - ¡como no! - bailes (lo cual echaba especialmente en falta), marcándonos varios bailes de salón (salsa, merengue, etc.) y tradicionales (sevillanas, entre ellos) llenos de improvisación, pero mucho entusiasmo, que es lo importante. Terminamos la noche a eso de las 2 de la mañana por lo que opté - inusualmente - por "tirar" de Cabify y llegué a mi casa a eso de las 2 y media de la mañana, finalizando así mi primera salida "social" de la fase 1.
Al día siguiente y con un "raro" dolor de cabeza (sí...bebí bastante pero no como para tener la mínima resaca - me quité la preocupación, echándole la culpa al confinamiento - ) mantuve tradiciones adquiridas en el confinamiento aliándome, un sábado más, con mi -ya amiga- Patry Jordan. Tras haber sudado un rato continué con la jornada como solía hacerlo en el confinamiento tomando el vermú y después, comiendo para ponerme un rato con la programación, la cual sigo haciendo con el objetivo de liberarme de ella de cara al año que viene. Un rato después, me
dirigía...por primera vez también, desde hace varios meses, a la renfe dirección: Atocha para encontrarme con una amiga y pasar una tarde de desahogo en varios temas que teníamos pendientes por el confinamiento.
dirigía...por primera vez también, desde hace varios meses, a la renfe dirección: Atocha para encontrarme con una amiga y pasar una tarde de desahogo en varios temas que teníamos pendientes por el confinamiento.
La conversación nos llevó a ni acordarnos de cenar y pasar prácticamente toda la tarde tumbados en el parque y "dando trabajo" a la saliva. También nos dieron - inesperada o esperadamente - la medianoche y decidí volver a Torrejón (los rugidos de hambre de tripa y mi - aún - "mediodolordecabeza" me lo pedían ). A la vuelta, devoré algo de cena y me fuí a la cama pronto ya que al día siguiente había mucho que celebrar, una vez más.
Amanecí con mucho mejor cuerpo que el día anterior - producto de haber ingerido menos alcohol
que el día anterior y haber descansado mejor - y me dispuse a vestirme y arreglarme para una nueva salida, ya que ese día a la continua celebración del desconfinamiento se sumaba la celebración de la mudanza de mis tíos y primas a un nuevo piso que visité esa mañana y disfrutamos de una charla en la recién estrenada terraza que tanto juego va a dar.
Después el plan era tomar un vermut y para casa a descansar de nuevo, pero nuestras "ganas de calle" tiraron por la borda el plan típico de domingo estirándolo para ir a comer y, después, disfrutar de un café y un helado en una terraza...la primera vez, después de tres meses. La experiencia en la primera terraza no fue nada mal, y nos pemitió que - por un rato - nos olvidasemos de lo que teníamos alrededor y nos centramos en la conversación...todo parecía "normal" hasta que, extrañados, reparamos en el detalle de que el camarero no llevaba mascarilla, uno de tantos gestos e imágenes que nos ha traído nuestro compi y que echamos en falta cada vez que no se dan y que hacen que valores "con otro rasero" a como lo hacías hasta ahora a los bares, por ejemplo...
Llegadas las 20 de la tarde decidimos que ya era el momento de volver a casa y finalizar un fin de semana repleto de "primeras - segundas veces" y que dieron paso a una semana de "rutina confinada" ya que en mi trabajo, por el momento, no se contempla la vuelta de forma presencial, por lo que las llamadas teléfonica y videollamadas telemáticas, documentos y correos electrónicos volvieron a estar presentes por doquier en mi semana hasta bien entrada la tarde, debido a que aún no he conseguido mantener el horario presencial - y me da a mí que ya no lo lograré antes de que acabe el curso - hasta llegar - sin casi darme cuenta, ya que las semanas pasan volando - de nuevo, el fin de semana también bastante nutrido de planes.
Ese viernes tocó reencuentro con antiguas compañeras de un campamento de verano en inglés que llevo haciendo dos años. A eso de las 20.30 de la tarde nos lanzábamos a la aventura de "búsqueda de mesa libre en una terraza" - debido al pensar tarde en la quedada y no reservar - que, en estos días, es precisamente eso...una aventura en la que tienes que rogar al cielo por encontrar un sitio pronto. La suerte estuvo de nuestro lado pues en escasa media hora encontramos mesa en una terraza cerca de Avenida de América, donde habíamos quedado. De nuevo, las ganas de socializar y estar en la calle nos llevaron a plantarnos en más de la media-noche entre raciones, cañas y finalizar en alguna copa.
De fin de semana en fin de semana no recuerdo los "gajes del confinamiento" etilicamente hablando y, de nuevo, caí en la trampa del "entusiasmo y las ganas de pasarlo bien con gente" bebiendo más de la cuenta. "Gajes" que recordé en cuanto amanecí el sábado por la mañana, maldiciendo de nuevo la noche anterior por ello. Pero ese sábado parece que quemé/ sudé más el alcohol con mi querida Patry pues a media tarde ya estaba como nuevo...eso, o mi cuerpo se estaba preparando para una nueva jornada de bebidas "con misterio" que sabía que tocaba, pues también teníamos celebración de mudanza aquella noche.
Antes de todo eso, tocaba momento homenaje, ya que toda la familia decidimos dar un último adiós a mi abuelo a modo de homenaje, yendo todos juntos al cementerio y diciendo unas palabras que emocionaron a toda la familia...un momento para mí necesario y que cerraba un "adiós" que no se había podido producir como todos hubiesemos querido.
Después de lo cual, nos dirigimos a la nueva casa de mi otra prima que también se mudaba, en este
caso con su novio. Mi felicidad estaba rebosante, me encanta una celebración, la verdad...y más si es por algo bueno de alguien al que quiero como es la independencia - que por otro lado tanto añoro para mi mismo y por ello creo que adquiere ese valor tan importante para mí - . Disfrutamos de un "house-tour" regado de vino, cerveza, frutos secos y hamburguesas...también hubo tiempo para unos bailes, para confidencias y juegos. En definitiva un broche de oro para nuestro segundo fin de semana de inauguraciones de hogares.
Aquel domingo fue más de relax y dedicarlo a mí mismo así que un poco de ejercicio por la tarde, programación y alguna serie marcaron el final del segundo fin de semana de fase 1 y el inicio, al día siguiente de la fase 2...una fase sin mucha diferencia a la anterior, salvo el hecho de que abrían los centros comerciales y nos podíamos reunir hasta 15 personas, hecho que para mí era relevante pues se acercaba mi cumple y , a pesar, de que este año no estaba especialmente emocionado con ello la semana anterior mi cabeza ya empezaba a dar vueltas sobre ello y "picarme el gusanillo de la celebración" (incentivado porque este año caía en sábado) que siempre acaba haciendo de las suyas.
Por lo que al saber el viernes anterior que ibamos a poder ser 15 personas tiré de convocatoria y empecé a planear la celebración que finalmente fue una convocatoria a "unas cañas" a las 20 de la tarde y la posterior cena en un mexicano torrejonero que hace de mis delicias cada vez que voy.
Aquella semana previa al cumpleaños fue movidita pues tuve que acudir a los dos centros donde trabajo en diferentes días por lo que el martes, jueves y viernes rompí mi dinámica de teletrabajo y volví a recordar lo que era el trabajo presencial, una vez más...con mucho mejos "jaleo" eso sí, debido a la escasa presencia de docentes y de alumnado - sólo han empezado a ir los "segundosbachilleres" para preparar el acceso a la universidad y aquellos que no han podido acceder al contenido por medios telemáticos, para reforzar conocimientos -. El viernes, víspera de una nueva celebración de mi cumpleaños, se produjeron "reencuentros en masa" al recibir en el Departamento de Orientación a muchos tutores por la necesidad de recoger las firmas para un documento, por lo que fue una mañana de compartir - de nuevo - impresiones de este tiempo y ejercer un poco de terapeuta al contarme alguna situación complicada en este periodo.
Al volver a casa y comer, me aguardaba una nueva tarde de trabajo, la cual había dejado "desierta" de planes para ,precisamente, adelantar trabajo y aprovechar para descansar para la locura de sábado de cumpleaños que me aguardaba al día siguiente. Y, así paso la tarde, entre papeles y documentos varios y con mis padres merodeando entre el salón y la cocina liados con los preparativos del día siguiente pues antes de los planes que ya os he comentado con mis amigos, tocaba comida familiar con un derroche de comida que nos alimenta gran parte de la semana posterior, como suele ser normal en cualquier celebración que "capitanee" mi madre.
A eso de las 20 de la tarde - hora que, desde los aplausos, se ha establecido como de referencia en la tarde - dejé de trabajar y salí un rato a correr para después ducharme y disfrutar de un ratito de relax frente a la televisión en el que terminé por caer dormido e irme a la cama.
Al día siguiente, día del cumpleaños, amanecí entre contento y nervioso por la cantidad de reencuentros que aquel día me esperaba y la sensación del "gusanillo en el estómago" cada vez que eso pasaba tras el confinamiento y que ya os contaba en una entrada. Pero ni los nervios ni el hecho de que fuese un día especial impidieron mi encuentro con mi amiga Patry, con la que disfruté una mañana de cardio y abdominales intensita hasta que me dispuse a ducharme, vestirme y recibir a la familia en una comida que se alargó hasta después de mi quedada con mis amigos, lo que me obligó a abandonarla antes de que hubiese finalizado, a eso de las 19...hora en la que me dirigí al bar donde había convocado a mis amigos y primas para empezar la celebración con unas cañas de reecuentro con muchos de mis amigos que no veía desde hace tres meses.
El procolo de medidas de seguridad se desvirtuó a decir verdad y los abrazos estaban por doquier,
con la excusa de que yo era negativo - como si eso resolviese todo...- pero mis ganas de verles y tener contacto con ellos/as era tan grande que superó al miedo de contagiarme. Yo estaba pletórico y eufórico - la alegría y las cañas pueden ser una mezcla explosiva a veces - y me pase la tarde sonriendo y con una sensación de plenitud presente constantemente. A eso de las 21.30 nos dirigimos al sitio de la cena, el cual era uno de mis preferidos de Torrejón y esa noche dejó que desear pues estaban colapsados y esto hizo que los platos se retrasasen mas de la cuenta, no hubiese alguno de los platos que pedimos e incluso...¡¡se agotaran las cervezas!!, pero nada que un mariachi y unas buenas canciones de perreo no pudiesen arreglar.
Así que, de esta forma, acabó la noche...con unos "tímidos perreos" en la mesa del restaurante - producto de las medidas de distanciamiento social de nuestro compi-, unas fotos y una copa en el bar de al lado. Lo que puso fin a un día de cumpleaños redondo que disfruté de lo lindo. Al domingo siguiente, de nuevo el recuerdo de la "resaca postconfinamiento" y mucho relax protagonizaron el, seguramente, último fin de semana de fase 2, pues si todo va según lo previsto Madrid entrará el próximo viernes en fase 3 y el estado de alarma se levantará el 21 de Junio, momento en el que nuestra vida se acerca - un poquito más - a la (nueva) normalidad y nos olvidaremos - por una temporada o para siempre - de las fases.
Amanecí con mucho mejor cuerpo que el día anterior - producto de haber ingerido menos alcohol
que el día anterior y haber descansado mejor - y me dispuse a vestirme y arreglarme para una nueva salida, ya que ese día a la continua celebración del desconfinamiento se sumaba la celebración de la mudanza de mis tíos y primas a un nuevo piso que visité esa mañana y disfrutamos de una charla en la recién estrenada terraza que tanto juego va a dar.
Después el plan era tomar un vermut y para casa a descansar de nuevo, pero nuestras "ganas de calle" tiraron por la borda el plan típico de domingo estirándolo para ir a comer y, después, disfrutar de un café y un helado en una terraza...la primera vez, después de tres meses. La experiencia en la primera terraza no fue nada mal, y nos pemitió que - por un rato - nos olvidasemos de lo que teníamos alrededor y nos centramos en la conversación...todo parecía "normal" hasta que, extrañados, reparamos en el detalle de que el camarero no llevaba mascarilla, uno de tantos gestos e imágenes que nos ha traído nuestro compi y que echamos en falta cada vez que no se dan y que hacen que valores "con otro rasero" a como lo hacías hasta ahora a los bares, por ejemplo...
Llegadas las 20 de la tarde decidimos que ya era el momento de volver a casa y finalizar un fin de semana repleto de "primeras - segundas veces" y que dieron paso a una semana de "rutina confinada" ya que en mi trabajo, por el momento, no se contempla la vuelta de forma presencial, por lo que las llamadas teléfonica y videollamadas telemáticas, documentos y correos electrónicos volvieron a estar presentes por doquier en mi semana hasta bien entrada la tarde, debido a que aún no he conseguido mantener el horario presencial - y me da a mí que ya no lo lograré antes de que acabe el curso - hasta llegar - sin casi darme cuenta, ya que las semanas pasan volando - de nuevo, el fin de semana también bastante nutrido de planes.
Ese viernes tocó reencuentro con antiguas compañeras de un campamento de verano en inglés que llevo haciendo dos años. A eso de las 20.30 de la tarde nos lanzábamos a la aventura de "búsqueda de mesa libre en una terraza" - debido al pensar tarde en la quedada y no reservar - que, en estos días, es precisamente eso...una aventura en la que tienes que rogar al cielo por encontrar un sitio pronto. La suerte estuvo de nuestro lado pues en escasa media hora encontramos mesa en una terraza cerca de Avenida de América, donde habíamos quedado. De nuevo, las ganas de socializar y estar en la calle nos llevaron a plantarnos en más de la media-noche entre raciones, cañas y finalizar en alguna copa.
De fin de semana en fin de semana no recuerdo los "gajes del confinamiento" etilicamente hablando y, de nuevo, caí en la trampa del "entusiasmo y las ganas de pasarlo bien con gente" bebiendo más de la cuenta. "Gajes" que recordé en cuanto amanecí el sábado por la mañana, maldiciendo de nuevo la noche anterior por ello. Pero ese sábado parece que quemé/ sudé más el alcohol con mi querida Patry pues a media tarde ya estaba como nuevo...eso, o mi cuerpo se estaba preparando para una nueva jornada de bebidas "con misterio" que sabía que tocaba, pues también teníamos celebración de mudanza aquella noche.
Antes de todo eso, tocaba momento homenaje, ya que toda la familia decidimos dar un último adiós a mi abuelo a modo de homenaje, yendo todos juntos al cementerio y diciendo unas palabras que emocionaron a toda la familia...un momento para mí necesario y que cerraba un "adiós" que no se había podido producir como todos hubiesemos querido.
Después de lo cual, nos dirigimos a la nueva casa de mi otra prima que también se mudaba, en este
caso con su novio. Mi felicidad estaba rebosante, me encanta una celebración, la verdad...y más si es por algo bueno de alguien al que quiero como es la independencia - que por otro lado tanto añoro para mi mismo y por ello creo que adquiere ese valor tan importante para mí - . Disfrutamos de un "house-tour" regado de vino, cerveza, frutos secos y hamburguesas...también hubo tiempo para unos bailes, para confidencias y juegos. En definitiva un broche de oro para nuestro segundo fin de semana de inauguraciones de hogares.
Aquel domingo fue más de relax y dedicarlo a mí mismo así que un poco de ejercicio por la tarde, programación y alguna serie marcaron el final del segundo fin de semana de fase 1 y el inicio, al día siguiente de la fase 2...una fase sin mucha diferencia a la anterior, salvo el hecho de que abrían los centros comerciales y nos podíamos reunir hasta 15 personas, hecho que para mí era relevante pues se acercaba mi cumple y , a pesar, de que este año no estaba especialmente emocionado con ello la semana anterior mi cabeza ya empezaba a dar vueltas sobre ello y "picarme el gusanillo de la celebración" (incentivado porque este año caía en sábado) que siempre acaba haciendo de las suyas.
Por lo que al saber el viernes anterior que ibamos a poder ser 15 personas tiré de convocatoria y empecé a planear la celebración que finalmente fue una convocatoria a "unas cañas" a las 20 de la tarde y la posterior cena en un mexicano torrejonero que hace de mis delicias cada vez que voy.
Aquella semana previa al cumpleaños fue movidita pues tuve que acudir a los dos centros donde trabajo en diferentes días por lo que el martes, jueves y viernes rompí mi dinámica de teletrabajo y volví a recordar lo que era el trabajo presencial, una vez más...con mucho mejos "jaleo" eso sí, debido a la escasa presencia de docentes y de alumnado - sólo han empezado a ir los "segundosbachilleres" para preparar el acceso a la universidad y aquellos que no han podido acceder al contenido por medios telemáticos, para reforzar conocimientos -. El viernes, víspera de una nueva celebración de mi cumpleaños, se produjeron "reencuentros en masa" al recibir en el Departamento de Orientación a muchos tutores por la necesidad de recoger las firmas para un documento, por lo que fue una mañana de compartir - de nuevo - impresiones de este tiempo y ejercer un poco de terapeuta al contarme alguna situación complicada en este periodo.
Al volver a casa y comer, me aguardaba una nueva tarde de trabajo, la cual había dejado "desierta" de planes para ,precisamente, adelantar trabajo y aprovechar para descansar para la locura de sábado de cumpleaños que me aguardaba al día siguiente. Y, así paso la tarde, entre papeles y documentos varios y con mis padres merodeando entre el salón y la cocina liados con los preparativos del día siguiente pues antes de los planes que ya os he comentado con mis amigos, tocaba comida familiar con un derroche de comida que nos alimenta gran parte de la semana posterior, como suele ser normal en cualquier celebración que "capitanee" mi madre.
A eso de las 20 de la tarde - hora que, desde los aplausos, se ha establecido como de referencia en la tarde - dejé de trabajar y salí un rato a correr para después ducharme y disfrutar de un ratito de relax frente a la televisión en el que terminé por caer dormido e irme a la cama.
Al día siguiente, día del cumpleaños, amanecí entre contento y nervioso por la cantidad de reencuentros que aquel día me esperaba y la sensación del "gusanillo en el estómago" cada vez que eso pasaba tras el confinamiento y que ya os contaba en una entrada. Pero ni los nervios ni el hecho de que fuese un día especial impidieron mi encuentro con mi amiga Patry, con la que disfruté una mañana de cardio y abdominales intensita hasta que me dispuse a ducharme, vestirme y recibir a la familia en una comida que se alargó hasta después de mi quedada con mis amigos, lo que me obligó a abandonarla antes de que hubiese finalizado, a eso de las 19...hora en la que me dirigí al bar donde había convocado a mis amigos y primas para empezar la celebración con unas cañas de reecuentro con muchos de mis amigos que no veía desde hace tres meses.
El procolo de medidas de seguridad se desvirtuó a decir verdad y los abrazos estaban por doquier,
con la excusa de que yo era negativo - como si eso resolviese todo...- pero mis ganas de verles y tener contacto con ellos/as era tan grande que superó al miedo de contagiarme. Yo estaba pletórico y eufórico - la alegría y las cañas pueden ser una mezcla explosiva a veces - y me pase la tarde sonriendo y con una sensación de plenitud presente constantemente. A eso de las 21.30 nos dirigimos al sitio de la cena, el cual era uno de mis preferidos de Torrejón y esa noche dejó que desear pues estaban colapsados y esto hizo que los platos se retrasasen mas de la cuenta, no hubiese alguno de los platos que pedimos e incluso...¡¡se agotaran las cervezas!!, pero nada que un mariachi y unas buenas canciones de perreo no pudiesen arreglar.
Así que, de esta forma, acabó la noche...con unos "tímidos perreos" en la mesa del restaurante - producto de las medidas de distanciamiento social de nuestro compi-, unas fotos y una copa en el bar de al lado. Lo que puso fin a un día de cumpleaños redondo que disfruté de lo lindo. Al domingo siguiente, de nuevo el recuerdo de la "resaca postconfinamiento" y mucho relax protagonizaron el, seguramente, último fin de semana de fase 2, pues si todo va según lo previsto Madrid entrará el próximo viernes en fase 3 y el estado de alarma se levantará el 21 de Junio, momento en el que nuestra vida se acerca - un poquito más - a la (nueva) normalidad y nos olvidaremos - por una temporada o para siempre - de las fases.
Esto aún sigue dependiendo de nosotros/as...